ABBEY ROAD
La música
atraviesa la rigidez del instante
detenido en Abbey Road.
La única evidencia es la marca en el
asfalto.
Ocho huellas
bajo el cielo de Londres.
Cuatro bocas
cantan "Let it be"
bajo el cielo del mundo.
Miriam Luján Sarkis
LA CALLE
Ellos cruzaban la
calle
y yo cruzaba una calle cualquiera
aferrada a la mano del abuelo
para ir a comprar una de esas gallinitas de azúcar
rellenas con un juguito dulce
al que, ingenuamente, llamábamos licor
o un chupetín Topolino.
Era un día histórico,
uno de esos días que se recuerdan cincuenta
o cien años después,
pero nadie lo sabía.
Y si yo lo hubiese sabido
no me hubiera importado:
en mi vida de cuatro manzanas y una placita
no cabía la historia:
las urgencias eran las golosinas,
los cuentos del abuelo,
la leche con pan y manteca,
la siesta.
Muchas veces soñé con cruzar la calle.
De la mano de ese chico de la escuela
al que mis ojos benevolentes
veían parecido a Paul
McCartney.
De la mano del novio
que a veces se me aparece en sueños
y no vivió, ni siquiera,
para cruzar el umbral de los veintidós.
De la mano de mi mejor amiga,
empapadas de ese algo
que tiene la calle,
esa magia que emanan
cuatro pares de huellas lejanas e invisibles
que se cristalizan cuando el corazón grita
fue
acá, fue acá.
De la mano de un marido al que no le gusta viajar
y me hizo sacar un pasaporte inútil
que destrocé en un ataque de furia
(total, para entrar y salir del infierno
no se necesita pasaporte).
Sola.
Absolutamente sola.
Sin tropezarme con cámaras Nikkon
y turistas japoneses,
sin tener que sonreír ante las reverencias
que excusen su torpeza.
Si antes de abrir mis ojos al mundo
alguien me hubiera dicho que la vida
era cruzar una interminable secuencia
de calles intrascendentes
me hubiese atrincherado en la tibieza
de la cápsula rosada
que abrigó mis primeros latidos,
negándome rotundamente a salir a la luz.
O me hubiera disuelto en un parpadeo de sangre
como los hermanitos que no fueron.
Pero nadie me lo dijo
y acá estoy,
y ahí está la calle,
y allá estuvieron ellos,
haciéndome el aguante, sin saberlo,
para que cincuenta años después
esto que me duele
no me duela tanto.
Las calles esperan.
Eso es lo que tienen de bueno.
Allá voy, Abbey
Road.
Algún día.
Raquel G. Fernández
MIRIAM LUJÁN SARKIS
Miriam Luján Sarkis nació en Avellaneda y reside actualmente en Quilmes, provincia de Buenos Aires. A lo largo de su recorrido literario, recibió numerosos premios y menciones, además de participar en varias Antologías Poéticas. En el año 2016 publicó "Adentrándome", su primer libro de poemas. Su poemario posterior, "El viento los honra", fue publicado en el año 2019. Su temática gira alrededor de la Guerra de Malvinas. En la actualidad, es coordinadora de talleres literarios.
Raquel Fernández nació en Avellaneda en 1967. Recibió más de cien premios nacionales por su actividad poética, otorgados por prestigiosas instituciones, como el Centro Ana Frank Argentina, el Museo Casa Carlos Gardel, la Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires y la UPF (Federación para la Paz Universal). A estos logros se le suman otros obtenidos en España, Italia, EEUU, Perú y Chile. Su libro “Hermano” fue galardonado en el año 2015 con la Faja de Honor otorgada por la Società Dante Alighieri de Tafí Viejo, provincia de Tucumán. Es autora de los poemarios “Ojos que miran el cielo”, “Revelaciones”, “Todos los hombres que me amaron”, “Hermano”, “La antigua enfermedad del otoño”, “Cierta condición nocturna”, “Como nosotros” (cuadernillo), “Once upon a time” (bilingüe castellano/italiano), “Interrumpidas”, “Pretty in Pink”, “Goodbye, Norma Jeane”, “Un rayo a tiempo” y “Enaguas de encaje rotas”. En 2015 fue nombrada Personalidad Destacada de la Ciudad de Avellaneda por el Honorable Concejo Deliberante de dicha ciudad. En 2016 recibió un reconocimiento de la Comisión de Familiares de Víctimas de la Impunidad de Tucumán por el compromiso social de su libro “Interrumpidas”. En 2019 recibió una distinción como Vecina Destacada por el su aporte cultural a la ciudad de Avellaneda otorgada por la Secretaria de Cultura, Educación y Promoción de las Artes del municipio. Coordina junto a Claudia Vázquez el ciclo literario La palabra que sana.
Muchas gracias, genia, por dar a todos los poetas, la posibilidad de dar a conocer nuestro trabajo. ❤️
ResponderBorrarGracias a vos por el regalo de tu poesía, Miriam!
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