miércoles, 31 de octubre de 2018

AUTOPISTAS


AUTOPISTAS

“Estos fantasmas se habían sumido en una desesperación afligida durante una eternidad en la autopista, arrastrando las heridas por las que habían muerto y las locuras por las que habían asesinado. Habían soportado su levedad o insolencia, sus estupideces, las maquinaciones que habían trivializado sus sufrimientos. Querían decir la verdad.” – Clive Barker


Clive Barker me dijo una vez

que los muertos tenían autopistas.

Las caminan con desesperanza,

como si estuvieran

un poco vivos todavía.



Los muertos de las autopistas

cuentan historias,

pero nadie las oye.

Cada uno de ellos está enredado

en sus propias palabras.

Si miran a los costados están solos.

Los otros son nada.



En las autopistas los muertos dicen la verdad.

Dicen su grito, su llaga, su miseria.

Su humanidad. Su carencia.

Pero nosotros

adornamos sus nombres con guirnaldas

hasta que el recuerdo

se convierte en disfraz.

Y de ellos no queda

ni siquiera un mal gesto.



Yo imagino a mis muertos

en las autopistas.

Los veo pasar en la noche,

cuando las ovejas de mi insomnio

se convierten en caras que son casi.

Casi las que ellos tenían.



Veo pasar a mi padre.

Arrastrando los pies.

Va relatando la tristeza:

cinco años y los dedos deformados

del trabajo prematuro.



Veo pasar a mi amiga.

Su pelo rubio es una sombra.

Ella dice que sus pulmones se rompieron

porque algo la asfixió:

el jardín, la casa, el perro.



Veo pasar a mi amor.

Le faltan sus tijeras.

Me engañó algunas veces.

Yo también.

Pero no lo digo.

Porque estoy viva.



Veo pasar a mi hermano.

No sonríe.

Va cantando una canción que habla

de un caminito al costado del mundo.

Pero esta autopista no tiene banquinas.

No puede defenderse tomando atajos.



Por ahí deben andar mis abuelos.

Ni ella era tan pura, ni él era tan bueno.

Pero nosotros

les colgamos la virtud del cuello.



Ellos están en otra cosa.

Están contando sus verdades.

Están muertos.

No les importa matarnos.



El bueno de Clive podría haberme contado otra cosa.








sábado, 27 de octubre de 2018

PEG, LA CHICA DEL CARTEL



PEG, LA CHICA DEL CARTEL

Ser joven, rubia y hermosa
no alcanza para pagar las cuentas.
Ser delicada, etérea,
tener los pechos de vidrio y las caderas pequeñas,
la boca a punto de estallar
como un diminuto huracán de azúcar,
los ojos largos y azules
no alcanza para que la vida valga más
que una moneda de angustia.

Peg había caminado todo el verano,
de audición en audición,
buscando un papel que la redimiera.
Se había desnudado para sobrevivir,
exhibiendo con pudor las costillas del hambre,
cinco minutos antes de comprender
que ser joven, rubia y hermosa no alcanza.

Una señora que paseaba a un caniche histérico
por las colinas de Hollywood
encontró un zapato viudo
y un bolso triste como un nido vacío
al pie del cartel que domina
la fabulosa ciudad del cine.
Peg Entwistle lo había usado como trampolín definitivo.

Horas después de su mutis por el foro,
la Beverly Hills Playhouse despachó una carta a su nombre
ofreciéndole su primer papel protagónico:
el de una suicida.

El arte imita a la vida, a veces.
A la muerte, siempre.


Arte: "Dead Blonde: Peg  Entwistle", thelouringlady 

sábado, 20 de octubre de 2018

BELA LUGOSI VUELA



BÉLA LUGOSI VUELA

1956.
Los vampiros europeos, 
sofisticados y aristócratas 
pasaron de moda. 
En un insignificante departamento cerca de Western Avenue
Béla Lugosi vuela 
coronado 
por un espeso silencio de morfina. 
Él, 
jauría, esperma negro, 
bitácora de sangre, 
tiene la lluvia creciéndole en los labios, 
la bijouterie de las sombras 
hundiéndose en su cuello de cisne rumano.  

Béla Lugosi vuela 
con alas de alcantarilla y recuerdo, 
y su mordida crece como la marea. 
En su jardín 
las rosas son ataúdes minúsculos 
tapizados con terciopelo rojo 
y los insectos crujen. 
En sus sábanas 
una canción postrada alza la voz 
y hunde el corazón 
en un charco de orina y lágrimas.  

Béla Lugosi vuela. 
En círculos. 
Con las venas rotas. 
Con la lengua apelmazada. 
Con los ojos sucios. 
Vuela y miente. 

Dice que es eterno 
pero la muerte lo devora dulcemente 
como a una cena fría.


Arte: "The Rise", Hank Edwards

lunes, 15 de octubre de 2018

FRANCES, LA LOCA



FRANCES, LA LOCA

Antes de ser la loca
Frances Farmer fue la obstinada,
la atea,
la comunista.
Hermosa y traslúcida
como un racimo de uvas rosadas
tenía los ojos viejos desde siempre.
Hollywood le pidió poco:
mirar a la cámara,
aprenderse los guiones,
decorar las fiestas de la industria,
formal y tibia.
Hollywood le pidió tanto:
callarse la boca
si un productor obsceno
le tocaba las piernas.
Demasiado para una mujer que había sido bendecida
con el don de la desobediencia.

De noche, Frances conducía su auto
hacia ningún lugar, borracha y veloz.
De día, gritaba y maldecía.
Cuando la encerraron en un manicomio
los productores sonrieron con alivio.

Kurt Cobain,
que se casó con su abismo
cuando se casó con Courtney
enfundada en uno de sus viejos vestidos,
se equivocó al vaticinar que Frances tendría
su venganza en Seattle
(Ella volverá como fuego para quemar a todos los mentirosos)
La tuvo en el mismísimo Hollywood.

Me too, Frances.
Me too.


CRAZY FRANCES

Before being crazy
Frances Farmer was stubborn,
an atheist,
a communist.
Beautiful, translucent
like a bunch of pink grapes,
she had always had old eyes.
Hollywood asked for little:
look at the camera,
learn the scripts,
be ornamental at the industry parties
warm and proper.
Hollywood asked for so much:
to shut up
if an obscene producer
touched her legs.
Too much for a woman blessed
with the gift of disobedience.

At night, Frances would drive
to nowhere, drunk and fast.
By day, she would scream and curse.
When they locked her up in the madhouse,
the producers smiled with relief.

Kurt Cobain,
who married his abyss
when he married Courtney
wrapped in an old dress,
was wrong to predict that Frances would have
her revenge in Seattle.
(She'll come back as fire to burn all the liars)
She had it in Hollywood itself.

Me too, Frances.
Me too. 



Traducción: Cristina Fernández
Arte: "Frances", Alejandro Mogollo Díez

miércoles, 10 de octubre de 2018

"PRIMAVERA EN LAS LETRAS" - FUNDACIÓN ARGENTINA PARA LA POESÍA


"PRIMAVERA EN LAS LETRAS" - FUNDACIÓN ARGENTINA PARA LA POESÍA
SALÓN DORADO DE LA CASA DE LA CULTURA, CABA


Con los poetas Esteban Moore, Hugo Toscadaray y Carlos Juárez Aldazabal


Con el poeta Esteban Moore


Con los poetas Carlos Juárez Aldazábal, Gustavo Rubén Giorgi, Susana Giraudo, Hugo Toscadaray, Esteban Moore, Cristina Piña, Rafael Felipe Oteriño, Ivonne Bordelois, Fernando Sanchez Sorondo y Leopoldo "Teuco Castilla", los poetas y miembros del Consejo de Administración de la "Fundación Argentina para la Poesía" Lidia Vinciguerra, Antonio Requeni, Daniel Couto, Beatriz Schaefer Peña, Elisabeth Luna Dávila y Norberto Barleand, y la locutora Patricia Pons


Con la poeta Elisabeth Luna Dávila


Con las poetas Susana Giraudo y Elisabeth Luna Dávila

martes, 9 de octubre de 2018

LITERATURA APÓCRIFA EN ADR: PASADENA, EXILIOS EN EL CUERPO, UN RAYO A TIEMPO



#Literatura Apócrifa con Virginia Ventura. Hoy charlamos sobre tres libros:
Pasadena de Pablo Giordano. Dínamo Poético Editorial.

Exilios en el cuerpo de  Anamaría Mayol. Apócrifa.

 Un rayo a tiempo. Raquel Graciela Fernández.  Mensú Ediciones.




sábado, 6 de octubre de 2018

VIII FESTIVAL INTERNACIONAL DE POESÍA "SAN NICOLÁS DE LOS ARROYOS" - 4 y 5 DE OCTUBRE DE 2018


VIII FESTIVAL INTERNACIONAL DE POESÍA "SAN NICOLÁS DE LOS ARROYOS"
4 Y 5 DE OCTUBRE DE 2018





Con los poetas Ernesto Rojas, Jorge Rivelli, María Lanese, Virgina Segret Mouro y Leonor Mauvecín


Con los poetas Virginia Segret Mouro, María Lanese, Piero De Vicari, Jorge Rivelli, Leonor Mauvecín, Ernesto Rojas, Alfonso Badillo Dimas y Claudio Portiglia


Con los poetas Iván Quezada y Claudio Portiglia


Con los poetas Diana Bellessi y Ferdy Yezzed




Con los poetas Diana Bellessi y Ferdy Yezzed


Con los poetas Diana Bellessi y Ferdy Yezzed