viernes, 29 de marzo de 2024

HIJA DE LILITH


  HIJA DE LILITH



Por voluntad propia abandono a Dios.

Por voluntad propia abandono el Paraíso.

Por voluntad propia abandono al hombre.

Camino desnuda entre los gatos y las hienas.

Camino desnuda y no me avergüenzo de mi cuerpo.

Mis pechos son búhos ululando

en la noche del tiempo.

Mi sexo la boca de un lobo.



Por voluntad propia abandono al hombre.

Desobedezco.

Me desbordo.

Sueño con demonios,

duermo con demonios.

No me avergüenzo de mi deseo.

Soy un murciélago rojo

que sangra cada cuatro lunas

y empapa la nuca del viento.

La  libertad se hace en mí.

No le debo una costilla a nadie.

Nadie me debe un final feliz.



Camino desnuda y digo no.

No.

No.

Por primera vez digo no.



Debajo de mis pies

la tierra tiembla.








miércoles, 27 de marzo de 2024

TIERRA DE OTOÑO


 TIERRA DE OTOÑO 

I

La cicatriz de la luz pende 

(sin hilo) 

sobre un pecho gastado. 

Las memorias no usadas se estremecen 

(casi el puño de la luna). 

Inconsistente como la camisa de un muerto, 

(como un juego de pestañas falsas) 

la lengua se alza para no decir.


II

Hay pies que rozan 

la melena de una ahogada, 

la melena de vidrio que corta y muerde 

(arena hecha de gritos).

Caracoles de lo húmedo

fluyen entre los dedos. 

La mañana duele entera.


III

Una esperanza nunca verde 

ata el suspiro, 

se dobla como una lágrima oscura 

(mientras el sol de espaldas, 

la arpillera descosida de los párpados). 

El siseo del viento se estira. 

Triste. Como un arpegio de humo.


IV

El sueño tiene cierto sabor metálico, 

cierto movimiento leve 

como el cabeceo de una flor. 

Pubis angélico, cuévano de alas 

(una velocidad hecha de cuerpos sonoros).


V

La mirada humilde enlaza 

dos carnes íntimas. 

La risa palpa los dientes 

(como si una liebre, 

como si un animalito tibio). 

Las pieles se conjugan 

en un relámpago diurno. 


VI

Ojos de agua tocada,

ojos de nieve en hebras

(la altura blanca, 

el iris donde circula un colibrí, 

una ilusión de aire). 


VII

El poema es un guante que recojo, 

un desafío de seda 

sujeto a metamorfosis. 

Dice (no dice). 

Se acerca (se aleja). 

Es la baba caliente de un molusco. 

Un lento pleamar  hecho de agujas.

  

VIII

Proas de hielo. 

Popas de hielo. 

Bordas blancas. 

El  buque como si siempre. 

Como si nunca. 

Vibrante alfiler remendando 

un pájaro salvaje. 

El mar, esa mentira, 

en la espina dorsal del Universo.


VIX

El hocico empapado de la lluvia 

hurga debajo de la parva  de hojas secas 

donde él escondió su nombre. 

Un mantel amarillo tendido 

en la soga del vecino.

Así, de improviso, llegó el otoño.


X

Entonces la queja regresaba 

de cebolla en cebolla. 

Una capa, otra capa, otra capa 

(la sequía de las cuerdas vocales 

cortando lágrimas finas). 

Al final, el vacío. 

El oscuro espejo donde un muerto 

se lava la palabra. 


XI

La memoria de la sed en el desierto. 

La lengua de la sed vaticinando 

secos golpes de arcilla. 

Y tu cuerpo que es agua 

(pero es sal). 

Y tu cuerpo que es ola 

(pero duele).


XII

Yo, pecadora. 

Yo, bruja remolcando abecedarios. 

Yo, reina que abdica de sí misma. 

Yo, la mejor de todas (la peor) 

con un solsticio imposible 

clavado entre las cejas. 

Con los ojos repentinos. 

Como un gato.




lunes, 25 de marzo de 2024

NO QUIERO SER TU REINA


  NO QUIERO SER TU REINA

 

I

La vida no es un sarcófago

y yo no puedo ser tu reina muerta,

los vendas fermentadas por la rutina

suprimidas

por una máscara de oro que reproduce

mis mejores rasgos,

las vendas que detuvieron mi sonrisa

en una mueca de hastío

anuladas

por una máscara en la que soy feliz.

 

II

No quiero una tumba prematura

aunque me traigas

las flores más bellas.

Quiero ver cómo las flores se ruborizan,

montadas en sus tallos,

cuando el viento las toca.

No quiero morirme en todo

para vivir en vos.

No puedo ser tu reina inmóvil.

 

III

Detrás de esa puerta hay un mundo,

miles de historias para pescar

con la caña de las palabras.

Miles de historias para ponerles el cuerpo

y la voz.

Quiero soplar las cenizas,

contar y contarte.

Quiero desenterrar la mirada

y ser abecedario.

No puedo ser tu reina muda.

  

IV

No quiero ser tu reina muerta.

No quiero ser tu reina inmóvil.

No quiero ser tu reina muda.

No quiero ser tu reina.

Quiero ser una mujer

que sale a la calle sonriendo

porque un hombre la ama.