jueves, 29 de noviembre de 2018

LAS BRUJAS DEL BARRIO



LAS BRUJAS DEL BARRIO



Pegadas a los vidrios sucios de sus ventanas 

espiaban nuestra infancia.

Eran manchas en los cristales,

manchas de ira y silencio,

aunque a veces soltaban algún ladrido

y nosotros temblábamos.

Las brujas del barrio

arrojaban pedradas de hielo

sobre el techo de nuestro paraíso 

de caramelos Sugus y revistas Anteojito.

El miedo tenía su olor inconfundible 

a ceniza, gato y sopa.

Si te portás mal te va a llevar la loca Ema.

Si te portás mal te va a llevar la muda.

Si te portás mal te va llevar la polaca.

Si te portás mal.



Todas las brujas del barrio eran mujeres solas.

No esperaban a un hombre con la comida caliente.

No llevaban chicos al colegio.

No organizaban reuniones para vender cosméticos Mary Kay

ni recipientes Tupperware.

Habían ignorado los mandatos atávicos    

que nuestras madres cumplían con celo.

Por eso eran malas.

Por eso nos habían enseñado a reírnos de ellas

y a desconfiar de sus voces y sus ventanas.



Hace cuarenta años

el barrio era una pequeña sucursal de Salem.

Las hogueras se encendían con prejuicios.

Y las brujas ardían.





Arte: "Old woman staring through a window", Spyros Papaspyropoulos



martes, 27 de noviembre de 2018

LA SOMBRA DE LA SOMBRA


LA SOMBRA DE LA SOMBRA

“Todo me lleva a la atroz conclusión de que jamás habría sido escritor sin la muerte de Joan”. William S. Burroughs



Joan Vollmer era bisexual

alcohólica

adicta a las anfetaminas

se paseaba desnuda por los sueños de todos

aullaba

tenía sexo en la calle

hacía malabares con las piernas

cualquier cuerda floja la dejaba bien



Joan escribía poesía

pero yo nunca la leí

no sé si alguien la leyó alguna vez

tenía sexo en la calle

era la sombra de la sombra del poema

quizás nunca escribió nada

aullaba

no se entendía con la policía



Joan Vollmer era alcohólica

psicótica

escribía poesía

o no

por eso le pareció tan lógico

poner el cuerpo

un vaso de ginebra una bala

la sombra de la sombra del poema



Joan tiene un agujero en la frente

un agujero negro un agujero rojo

era bisexual

alcohólica

el vaso de ginebra está intacto

o no

escribir un poema 

siempre es una muerte absurda





Arte: “A Year Later in Tangier I Heard She was Dead”, Richard Bledsoe

sábado, 24 de noviembre de 2018

SEGUNDA SEMANA DE LA POESÍA EN AVELLANEDA - MICRÓFONO ABIERTO "LA PALABRA QUE SANA"



SEGUNDA SEMANA DE LA POESÍA EN AVELLANEDA

 MICRÓFONO ABIERTO "LA PALABRA QUE SANA" 


Con la poeta Claudia Vázquez 


Oscar Vicente Conde y Stella Maris Ramos


Aurora Maresco y Héctor Gurvit


Miriam Lujás Sarkis y Susana Rodrígues Tuegols



Lucía Folino



Cristian Iván



Roberto Rodríguez, artista plástico



Con Oscar Vicente Conde y Claudia Vázquez



Con Claudia Vázquez y Marina Cavalletti, coordinadora del encuentro

viernes, 23 de noviembre de 2018

"HABÍA UNA VEZ... UNA ESCRITORA LLAMADA RAQUEL", POR SILVIA MABEL VÁZQUEZ PARA "LAS MUSAS DESPIERTAS"

Había una vez…una escritora llamada Raquel


Raquel Graciela Fernández es poeta, escritora y ama con locura a los Beatles. ¿Es esto significativo? Si, porque les escribe poemas . Así como les escribe poemas a las mujeres que admira, a aquellas que no son tan conocidas como las que nos muestran en la escuela, o que tuvieron vidas especialmente complicadas, como Pizarnik, o Plath…

Raquel nació en Avellaneda. Recibió más de cien premios nacionales por su actividad poética, otorgados por prestigiosas instituciones. A estos logros se le suman otros obtenidos en España, EEUU, Italia, Chile y Perú. Es autora de los poemarios: “Ojos que miran el cielo”, “Revelaciones”, “Todos los hombres que me amaron”, “Hermano”, “La antigua enfermedad del otoño”, "Cierta condición nocturna", "Como nosotros" (cuadernillo), “Once upon a time” (bilingüe castellano/italiano), "Interrumpidas", "Pretty in Pink" , "Goodbye, Norma Jeane" y "Un rayo a tiempo". En 2015 fue nombrada "Personalidad Destacada de la Ciudad de Avellaneda" por el Honorable Concejo Deliberante de dicho municipio. Coordina junto a Claudia Vázquez el ciclo literario "La palabra que sana".

Presentó su nuevo libro “Un rayo a tiempo”.  el 19 de noviembre en  Dioni Bar, en Avellaneda en el marco del ciclo de poesía “La palabra que sana”  y consistió en una charla entre Jorge Paolantonio (Poeta, escritor y traductor. Excelente escritor y muy preparado) y Raquel, donde se fueron intercalando reflexiones de él con preguntas acerca de la gestación de la obra y poemas de las escritoras que aparecen en el libro: 32 escritoras a las que están dedicados cada uno de los poemas. Todas ellas pusieron fin a su vida voluntariamente, siendo el suicidio el hilo conductor del libro. Fernández puso voz a cada una de estas mujeres, en textos intensos y confesionales escritos en primera persona.

Los poemas fueron musicalizados por su hijo, Manuel Paolin. El cierre del acto estuvo a cargo de Marina Cavalletti, que cantó algunas coplas y dio paso, luego, a un brindis.

¿Con qué editorial fue publicado?

El libro fue publicado en Córdoba, en Villa María, por El Mensú Ediciones.

¿Por qué ese título, Raquel?

 Se llama "Un rayo a tiempo" por un poema de Alfonsina Storni, escrito luego del suicidio de Horacio Quiroga.

¿Sobre qué trata?

Retoma la historia y la voz de 32 escritoras suicidas. Hablamos de ellas, de sus historias, de mis impresiones acerca del suicidio.

¿Estás preparando otro libro?

No, por ahora no.Estoy recién empezando la difusión de éste. Tuvo una pequeña presentación en Villa María, en el café literario "Mentiras que valen la pena", de Griselda Rulfo y Lola Masetti. E hice algunas lecturas en el Festival de Poesía de San Nicolás.

¿Qué expectativas hay con este nuevo?

El mes que viene lo presento en Villa Mercedes, en San Luis,En Poesía Fusión.

¿Qué panorama creés que abre esta edición?

El libro abre un panorama importante para conocer la vida y la obra de muchas mujeres escritoras, algunas no tan conocidas.

¿Alguna vez estuviste cerca de alguien que tomó ese tipo de decisión fatal?

Cuando era adolescente estaba muy enamorada de un vecino algo mayor que se suicidó. Era platónico, sólo me besó una vez. Pero yo estaba metidísima. Se mató a los 24. Yo tenía 19. Más adelante se suicidó mi primer jefe, un flaco al que apreciaba muchísimo, a él y a su familia. Fueron momentos muy dolorosos e  inexplicables.

Lo del pibe del barrio fue terrible, la familia nunca asumió un suicidio, hablaron siempre de accidente. Pero se tiró abajo de un camión. Yo fui a preguntar a un negocio que había donde pasó y me confirmaron que se tiró. Horrible. El otro muchacho se ahorcó. Quedan muchas preguntas, siempre. Y la sensación de que uno pudo hacer algo y no lo hizo.

¿Cómo se puede conseguir el libro?

El libro no está en librerías acá en Bs. As. En presentaciones o contactando conmigo
raquilennon@hotmail.com o por Face

Algunos de los poemas del libro:

ALFONSINA

Un zapato
 “Oh mar, enorme mar, corazón fiero
de ritmo desigual, corazón malo,
yo soy más blanda que ese pobre palo
que se pudre en tus ondas prisionero. “
Alfonsina Storni (1892 – 1938)


No sé por qué nadie habla del zapato.
Un zapato viudo es un epílogo
tan bueno como cualquier otro.
No sé por qué nadie habla
de mi cara de ratoncito mustio
cosida al  horror con puntadas de viento,
del diente de la sal royendo mis pulmones,
de mi faringe rota carraspeando
una soborno de algas.


No sé por qué nadie habla
del ardor en el pecho,

de la carne buscando hacer
la voluntad de la vida:
orinar, vomitar, salir a flote.
Declinar el naufragio.
No sé por qué me inventaron
un ruedo vaporoso,
una huella en la arena,
un nudo de corales en el pelo.
No sé por qué le colgaron
un cairel de sirenas
al desgarro de octubre.

No sé por qué nadie habla del zapato.
No sé por qué nadie dice
que tenía frío,
que tenía miedo,
que tenía cáncer.

Arte: "Alfonsina Storni", Fría Aguilar


MIYÓ

Nadie sabe

“El primer suicidio es único.
Siempre te preguntan si fue un accidente
o un firme propósito de morir.”
Miyó Vestrini (1938 – 1991)

Estoy muerta y nadie sabe
si me desintegré en Hiroshima
o me compré la Muerte a plazos,
cincuenta cuotas de leucemia,
o cien,

y a pie de página
la risotada de los soldados.
Estoy muerta y nadie sabe
si un cowboy idiota
me destrozó el útero en Hanói
o un yonki de ojos de vacíos
me apuñaló en un callejón sin respuestas.
¿Acaso me quemaron
en una hoguera en Salem?
¿El tifus, el hambre o el gas
me sorprendieron en Duchau?
¿Fui fusilada por la primavera
contra un paredón de flores podridas?

A la intemperie,
como un perro dulcemente apaleado
por la piedad hipócrita del que pasa de largo,
estoy muerta.
Hecha un ovillo de mocos y lágrimas.
Con un rifle en la mano.
Saltando por la ventana.
Tragándome todas las píldoras que encontré en la casa.
Desangrándome desnuda en la bañera
y pensando que no,
que es tarde para acabar así,
que una mujer de estómago enorme
no debería jamás morir desnuda.
Manoteando otra vez el rifle.
Opinando que, al fin y al cabo,
morirme desnuda y gorda me importa un carajo.

Sin tubos metidos con fuerza por la nariz,
a propósito,
para que duela,
estoy muerta.
Por exceso de amor.
Por no tener un lugar donde llorar
o sentir temor y frío.

Estoy muerta y nadie sabe
si éste fue mi último suicidio.


Preguntas con respuestas cortas:

Sueño cumplido: Publicar.

Sueño a cumplir: Acá viene la parte prosaica, conocer Liverpool. Estaba en los planes del 2019 
pero la economía se fue a la miércoles. A seguir esperando.

Lugar preferido para escribir: La cocina de mi casa. Me gusta la cocina.

Frase que repito a diario: Mañana será otro día.

Odio/me molesta: Me molestan los chismes, mucho. Más en este ambiente que yo tenía muy idealizado.

Amo: Perros y gatos. Y cactus.

Libro preferido: Cualquier libro de cuentos de Ray Bradbury

Autor: Bradbury. En poesía, Anne Sexton.

Tema musical: "In my life", de The Beatles.


©Silvia Vázquez
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