lunes, 30 de enero de 2023

EN MEDIO DE UNA CHARLA TRIVIAL


  EN MEDIO DE UNA CHARLA TRIVIAL



Después de tanto tiempo otra vez estás acá.

Apareciste

en medio de una charla trivial.

-Vos vivías cerca de la casa del Gallego.

-Sí, yo estaba enamorada de él cuando tenía dieciséis años...

-Ya hace treinta que murió.

-¿Tanto?


Yo estaba enamorada, sí,

aunque no te conocía.

No sabía

nada más que tu cara de rosa de los vientos,

tu cara brújula para navegar mi insomnio.

Era un cachorrito ciego con hambre de piel

y vos te escurrías entre las tablas

de mi guardapolvo blanco,

un  gemido sin nombre,

un caramelo de fuego

degustado a espaldas de mamá y sus sermones.

Me tocaba para tocarte.

Me inventé un cuerpo

para adivinar el tuyo.


No te conocía pero amaba en vos

todo lo que estaba por venir:

la bandera del beso plantada en mis palabras

para hacer el poema del silencio,

los piernas gravitando como planetas dulces

en torno a una espalda y su dominio,

la saliva, el sudor,

los carnavales respirados a dúo. 

Amaba en vos también lo que no fue.

La mano de la vida

bajándole un bretel a la alegría.

Y ese hombro desnudo.


Después de tanto tiempo otra vez estás acá.

Apareciste

en medio de una charla trivial.

No hubiéramos llegado a nada:

renegabas de las chicas complicadas. 

Pero qué bello eras.

Y qué bella era yo.


Qué bella. 





viernes, 27 de enero de 2023

POEMA DE AMOR PARA CUALQUIER VERANO QUE NO SEA ÉSTE

 

POEMA DE AMOR PARA CUALQUIER VERANO QUE NO SEA ÉSTE



Supongamos que estoy enamorada.
Supongamos que ni siquiera la edad me salvó del ridículo.

Supongamos que apago el televisor,
que le digo a mi hijo que me voy,
que no sé si vuelvo.
Que voy a buscarte
con un vestido nuevo,
con el pelo suelto,
con un gesto de bosque/gacela/rocío
y soy un poco verde,
un poco animal enfermo de ternura,
un poco humedad entre tus dedos.
Supongamos que mi saliva migra hasta tu boca.
Que mi piel es una flor intermedia
entre enero y tu casa.


Supongamos que no me cansé
de tu hábito constante de advertirme
que no me acerque demasiado,
que le pongo las dos mejillas a tu cuerpo,
que te camino
como quien camina sobre clavos,
sobre espinas,
sobre apretados nudos de fuego.
Loca de fe,
loca de vos.
Loca.


Supongamos que me desnudo como si fuera joven,
como si fuera rubia,
como si tuviera piernas eternas
y me estrello contra tu vientre,
te salto a la espalda,
te fuerzo, te invado,
te obligo a cazar las mariposas azules
que me desmadran el sexo
porque éstas son mis últimas mariposas,
y éste es mi último verano,
y después se viene un invierno eterno
como el de una novela de C. S. Lewis.

Supongamos que estoy enamorada.
Muy enamorada.

Supongamos que estamos en el verano pasado.
O en el verano que viene.


El que prefieras.




Arte: Maren Devine

Del poemario "Pretty in pink" (2016)

miércoles, 18 de enero de 2023

GALÁPAGOS


 GALÁPAGOS


Casi desnuda entre tus dedos
era agua, sal,
verano de 20 años.


Mirábamos el sol y sonreíamos
con la loca idea de ser eternos.
Tu boca era una cinta de raso desatando
el beso del océano
y nadie pensaba en la muerte
porque en la radio sonaba esa canción,
y la playa estaba viva,
y los 20 años.

¿Me hubiera enamorado de vos
si lo hubiese sabido?
¿Si el auto que te mató
(auto premonición,
auto advertencia)
hubiera sido parte de mis sueños de aquella noche,
cuando vimos "Reto al destino"
y yo lloré
y vos me acariciaste la cabeza?
¿Me hubiese quedado entre tu asombro,
entre tus dedos,
entre tus últimas pertenencias?

Envejecí sin vos.

El mar nunca volvió a ser el mismo.
Escucho esa canción en la radio
y en el cangrejal de la noche
las estrellas
desmenuzan ese regalo triste que es el recuerdo
con sus temibles pinzas de luz.


lunes, 16 de enero de 2023

QUIROMANCIA

QUIROMANCIA

 

En las líneas de esa mano

que sobrevuela mi piel

como un panal de viento

está escrito mi nombre

y el nombre de todas las mujeres

que hicieron pie en tu cuerpo

cuando las ahogaba el grito.

 

En las líneas de esa mano

que asciende por mi espalda

como una cereza en celo

está escrito el idioma de la lluvia.

Cada gota

es un pellizco de luz en mis vértebras,

un parpadeo húmedo,

un ademán urgente

para que mi cuerpo se recuerde.

 


 

jueves, 12 de enero de 2023

VÍCTOR


 VÍCTOR


Era bueno.
Es lo primero que se me ocurre decir
cuando me preguntan por él.
Podría decir tantas cosas.
Podría decir que lo conocí en la playa,
cuando tenía veinte,
que lo enamoró mi pelo y mi inglés cocoliche
cantando “Help!”,
que me acarició la cabeza
con una ternura que todavía me estremece
cuando me puse a llorar viendo “Reto al destino”
(creo que también lo enamoró la falta de pudor de mis lágrimas:
a los 20 era rutina para mí
desnudarme el agua en los ojos,
todavía no había aprendido la vergüenza,
no me preocupaba parecer ridícula o cursi).
Podría decir que vimos juntos un amanecer
en el muelle de Mar de Ajó
y que jamás me olvidé de lo que murmuró, tiritando:
“Todo lo que perdiste está ahí;
cuando quieras ver a tus muertos
amanecé con ellos.
Son apenas unos minutos, pero ahí están.
Ahí está tu papá,
y te sonríe.”
Podría decir que él me inventó el cuerpo
(que nos inventamos juntos
en los ruidos del amor,
en sus gritos que no callan y otorgan).
Que llegó a mi vida como un milagro
y no se fue en la muerte,
se quedó como un dolor que hiberna, a veces,
y en cualquier momento improvisa una primavera
para sangrarme la memoria.
Podría decir que cuando hablo de Eduardo Manostijeras
hablo de él
(y contar que era peluquero,
que se enamoró de mi melena loca,
de mi credencial eterna de chica despeinada).
Sin embargo,
lo primero que digo
(lo único que digo)
es que era bueno,
inmensamente bueno.
Porque, quizás,
en el fondo,
es lo único que importa.


martes, 10 de enero de 2023

GALLITO CIEGO


 GALLITO CIEGO



Salí a buscarte sin ver,

sin verte.

Tocándote

en el entrecejo del viento.

Mordiéndote en el vacío.

Haciendo el amor con la tormenta.

Cabalgando sobre un verso de sangre.

La dulce bulimia de las horas

vomitaba tu nombre

sobre la venda que me cubría los ojos

y yo me deshacía en la soledad de los huesos,

apenas mojada por un déjà vu de tu saliva

(era de azúcar, de papel, de talco,

de rosas escondidas

en los cajones impenitentes del celo).



 Salí a buscarte sin ver,

sin verte.

Antes di quinientas vueltas para marearme e imaginar

que todo era un juego

(un hombre faltaba en el aire,

y yo jugaba a jugar,

la soledad es una bomba que se desactiva

tomándonos un poco en broma,

creyéndonos que eso que nos arde entre las piernas

es una basurita irreverente metida en el ojo de las ganas

y no una ausencia enorme,

una ausencia con garras y dientes

que nos parte el cuerpo en dos,

el hambre en dos,

la vida en nada).