SALA
3
¿Te acordás, mamá?
¿Te acordás cuando empecé la
escuela primaria
en el infame Turno
Mañana?
Me llevabas dormida, entre tus brazos,
hasta la puerta del colegio.
Nunca me gustó madrugar.
¿Te acordás que siempre me ponía
los zapatos al revés?
Todavía hoy tengo que mirarlos dos o tres veces
antes de calzármelos.
Una de las taras que no superé con los años.
Como ese asunto de izquierda y derecha
y los insondables mensajes de los semáforos.
¿Te acordás cuando nos llevabas
al cine
a ver películas de Herbie
o los superagentes Tiburón, Delfín y
Mojarrita?
Funciones continuadas.
Jamás te molestaste en averiguar horarios
y siempre caíamos en la sala
en mitad de la función.
Veíamos primero el final de la película
y después el principio,
y jamás nos quejamos
porque nos parecía la cosa más natural del mundo.
¿Te acordás del souvenir que te traje
cuando fui de excursión al Planetario?
Un poster de Elvis Presley.
Elvis, Little Richard (Ricardito), Smith y sus pelirrojos.
Esas fueron las estrellas que me enseñaste a amar.
Ninguna de las cosas que vi en el Planetario
me impresionó tanto
como el Rey moviendo las caderas.
¿Te acordás de los tangos de Julio Sosa que cantabas
cuando tendías la ropa?
"Qué ganas de llorar en esta tarde
gris".
Yo creía (sabía)
que tenías ganas de llorar porque papá se había muerto,
así, tan de golpe,
y me daba tanta pena escucharte.
¿Te acordás de aquel cumpleaños
al que invité a cuarenta chicos
cuando sólo tenía permiso para invitar a diez?
Ninguno faltó.
Ninguno pasó hambre
porque siempre cocinaste para un batallón.
Esos eran cumpleaños, mamá,
y no estas fiestitas modernas donde arreglan a los pibes
con dos papas fritas y un vaso de jugo.
¿Te acordás de mi locura por la Mujer Maravilla y Raffaella Carrà
y el terremoto en mi vida cuando descubrí a Los
Beatles?
Vos los detestabas
(demasiado bombardeo publicitario
como para detenerte a escucharlos y amarlos)
y siempre dijimos que el castigo por tremenda herejía fui yo,
la hija beatlemaníaca.
¿Te acordás, mamá?
"Sí,
sí.
Me acuerdo de todo.
Por favor, llevame a casa".
Del poemario "El corazón de mi madre", Apócrifa Editorial (2022)
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