Hay gente que juzga mis talentos como escasos.
Puede ser: plancho muy mal.
Hay algo en las arrugas una resistencia burlona
que se ha ensañado con mi persona,
una terquedad imposible de desbaratar.
Tampoco soy buena haciendo camas:
las sábanas cuelgan de un lado
y escasean del otro,
y se me enroscan en los pies
como serpentinas insomnes.
Soy muy mala en matemáticas
y no es raro
verme contar con los dedos
como si todavía tuviera seis años.
Soy muy mala en los negocios:
perdí plata hasta vendiendo productos AVON.
Sin embargo,
tengo un talento
que califico como maravilloso.
Talento que más de uno me envidiará,
lo sé,
porque no es nada común,
no es una cosita de todos los días,
está reservado sólo para algunos, los privilegiados:
sé cómo dormir a una gallina sujetándola bien,
poniendo delicadamente su cabecita debajo del ala
y haciéndola dar tres vueltas en el aire
en el sentido de las agujas del reloj.
Me enseñó Tusam.
¿Alguno de ustedes puede hacer eso?
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