martes, 4 de junio de 2019

LA VIDA COMIENZA A LOS CUARENTA



LA VIDA COMIENZA A LOS CUARENTA

“La vida comienza a los cuarenta
dijo John Lennon encendiendo las velas
en el comedor del edificio Dakota.”
Óscar Hahn



La vida comienza a los cuarenta
me dijeron,
y yo traté de creérmelo
a pesar de que a los treinta y nueve
ya no me entraban los jeans Hugs Tijuana
(esos tan lindos,
con una rosita bordada en el bolsillo)
y la fecha de vencimiento de los yogures
empezaba a ser una incógnita borrosa
frente a mis ojos miopes.
Así que cumplí los cuarenta bastante ilusionada
y durante un tiempo supuse que la vida
era despertarse con dolor de espalda,
acalorarse y desacalorarse
y colapsar cada vez que en el supermercado me llamaban señora.

No se trata de kilos,
ni de miopía,
ni de calores,
me dijeron.
Se trata de felicidad.

Felicidad.

Really?

No sé cómo funcionará para el resto de los mortales
(contentos con sus anteojos,
sus chequeos generales,
sus pastillas para no soñar)
pero yo nunca fui tan feliz como a los diecisiete,
cuando mi vida todavía no había comenzado
y lloraba todo el día a moco tendido
porque el pibe de la otra cuadra
no me daba ni la hora.



Arte: Andrea Kowch

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