DILUVIO
Te escucho
en la voz del agua.
Tu ausencia es devoradora,
cae sobre mi pubis
como un jazmín herido
y me obliga a sacudirme los retornos
que ya no serán.
Tu ausencia es fosforescente,
aniquila mi voluntad de adioses,
construye mis recuerdos
más secretos,
violenta
mi decoro diurno.
Te escucho
en la voz del agua.
La platería de tu boca me salpica,
amilana mis treguas,
y el diluvio me trae en sus cuchillas
un espesor de asombro.
Yo te había olvidado.
¿Cómo regresa tu sombra en esta hora
y se acurruca
a los pies de mi cántico de harina,
y se abraza
a mi paladar sereno,
masticando los panes
que amasé con saliva y con silencio?
¿Cómo regresa tu impávido fantasma
y me esposa a la piedra
rodada y rodante de tu cuerpo?
Te escucho
en la voz del agua.
Me había desacostumbrado
a escuchar nuestras voces:
la mía, la tuya,
las de los hijos
que jamás tendremos.
Arte: Greta Tuckute
No hay comentarios.:
Publicar un comentario