EL EFECTO ZANAHORIA
(O LA TEORÍA DEL CAOS FILIAL)
"La mitad de lo que le pase a mi hijo será culpa mía."
Miyó Vestrini
La mitad de lo que le pase a mi hijo será culpa mía.
Corrijo: todo lo que le pase a mi hijo será culpa mía.
Tengo un Freud en mi cabeza de tupperware
hace mil años.
Seguro que está tomando el té
y revuelve mis sesos con una cucharita.
Revuelve, revuelve,
y encuentra la zanahoria que no pisé.
No pisás una zanahoria
y dos décadas después
un frasquito vacío de puré Nestlé
te sienta
en el banquillo de los acusados.
Dos décadas después
Europa no es tan linda
el pollo está crudo
nunca voy a volver a hablarte
de peces y dinosaurios
(nunca voy a volver a hablarte).
Dos décadas después
es el momento de emborracharse
de llenar tu buzón con amenazas de muerte
de escribir notas de suicidio
en los tickets del supermercado
es el momento de amanecer triste
de tirar la ropa por toda la casa
para que vos recojas y dobles mis demonios
como una geisha estúpida
es el momento de joderte mamá
de joderte mucho
de abrir las puertas a cabezazos
de apretarte el corazón entre costilla y costilla
para que te ahogues
en tu vigilancia paranoica.
Estaba apurada
por llegar a ninguna parte
y compré un fasquito de puré Nestlé.
(El leve aleteo de una simple zanahoria no pisada
puede provocar un huracán
del otro lado del mundo).
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