UNA DE
LAS MÁS VALIENTES
Claude tenía
17 años y flores en la boca
cuando uno de sus tantos admiradores la convenció
para que subiera a su auto
y la violó con ferocidad.
Al poco tiempo,
la
italiana más guapa de Túnez,
descubrió que estaba embarazada.
Decidió no abortar
y dio a luz a Patrizio,
un príncipe lampiño que creció
creyendo que la bella
Totte era su hermana.
Siete años más tarde,
convertida en estrella,
Claudia
Cardinale le confesó al mundo que Patrizio
era su hijo
y lo abrazó (por fin madre)
con infinito alivio.
Habló de un error de
juventud en Túnez,
pero nada dijo de la violación,
del miedo,
del asco,
del asco,
del sexo abominable de la bestia
rompiéndola desde adentro
como si fuera una cáscara vacía.
Quizás para proteger a Patrizio,
tan perfecto
(cinco maravillosos dedos en cada mano)
a pesar de la forma brutal en la que había
sido concebido.
Quizás porque todavía sentía culpa
por haber subido a ese auto,
por haber subido a ese auto,
por sus 17 años,
por ser
la italiana más guapa de Túnez.
En 1995,
cuarenta años después de haber sido violada,
Claudia
Cardinale pudo contarlo.
Tomada de la mano de Patrizio
(cinco maravillosos dedos).
El que nunca supo quién fue su padre
y nunca quiso saberlo.
Le bastó con ser el hijo
de una de las mujeres más hermosas del mundo.
Una de las más valientes.
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