MIZUKO
A Micaela
“Sin manos
para regalar mariposas
a los niños
muertos.”
Alejandra
Pizarnik
Como un pájaro de viento
con sangre en las alas.
Como el viento mismo golpeando
campanarios de hielo.
Como un dolor líquido de voz
impracticable.
Llega cuando llega la hora de los peces.
Pequeño fetiche de dolor.
Talismán adoptado por la ternura antigua.
Los piececitos tapiados.
Las manecitas verdes o azules o grises
flotando como rebaños de algodón de
azúcar.
Agua dulce que se escurre
entre las piernas del alba.
Agua que canta la tristeza de lo que no
nace.
Agua rota sobre el arco iris.
Llega cuando llega la hora de los peces.
Promesa de humedad incumplida.
Canción amordazada por un gesto de algas.
Nadie construyó su ataúd.
Apiló demasiadas piedras
en el borde de un río
que no le pertenece.
Por eso vuelve.
Para decir adiós.
Su nombre llueve sobre el mármol que la
calla.
Niña de agua goteando
al otro lado de una noche inmensa.
Su nombre es la excusa de la lluvia.
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