ASUNTOS
DE FAMILIA
Papá
tuvo el mal gusto de morirse
con
todos los papeles patas para arriba:
algunos
billetes debajo del colchón
y
muchos billetes volando de mano en mano
como
pájaros de viento
(y esas
manos que se cerraron
y
atraparon los billetes/pájaros:
para
eso están los amigos,
para
llorar en los velorios y no honrar las deudas).
El
abuelo tuvo el mal gusto de seguir fumando en pipa
mientras
a nosotros nos empapaba
la
lluvia del miedo.
Pero
ése no fue el peor de sus malos gustos:
también
salió a cazar billetes ajenos
(y ese
colchón que no servía
para
detener la hemorragia de pájaros,
y
nosotros que no teníamos vacaciones).
Un
televisor color para el Mundial ‘78
le lavó
un poco la conciencia.
A
nosotros nos dio lo mismo
porque
no nos interesaba el fútbol.
La
abuela tuvo el mal gusto de llorar, llorar y llorar
y no
percatarse jamás
de que
nosotros también estábamos llorando.
Dejamos
de ser los hijos de su hijo
y nos
convertimos en pequeños abortos de dolor,
embriones
tristes atrapados en frascos de cristal
a los que no
había que mirar nunca
(y
nosotros que no teníamos zapatillas,
y ese
televisor color que no servía para nada
porque los dibujitos eran en blanco y negro).
La tía
tuvo el mal gusto de gritar y desmayarse
porque
se había muerto su hermano,
y de
volver en sí para decirnos
si
no viven acá
no
van a tener más ropa nueva,
no
van a tener más juguetes nuevos,
olvídense
de los cumpleaños,
olvídense
de Santa Teresita,
van
a ser putas como su mamá
(y
nosotras que no sabíamos qué era ser
putas
y mi
hermanito que no sabía nada
porque
tenía cinco años).
El tío
tuvo el mal gusto de secundar al abuelo alegremente
en la
cacería de billetes ajenos.
Después
se hizo un chalet con techo de tejas
y dos
baños,
y
siguiendo la línea del mal gusto
plantó
una perdiz embalsamada
en la
habitación principal de la casa
(y
nosotros que sentíamos pena por la perdiz
y nos
daba impresión,
y ellos
que no la vayan a tocar,
y
nosotros que no la tocamos ni locos).
Mamá
tuvo el mal gusto de elegir
a la
peor familia política del mundo.
Pero
cuando se lo reprochamos nos dice que no.
Que ella
no los eligió.
Que
ella eligió a papá.
El que
tuvo el mal gusto de morirse
No hay comentarios.:
Publicar un comentario