sábado, 25 de enero de 2014

ASUNTOS DE FAMILIA


ASUNTOS DE FAMILIA


Papá tuvo el mal gusto de morirse
con todos los papeles patas para arriba:
algunos billetes debajo del colchón
y muchos billetes volando de mano en mano
como pájaros de viento
(y esas manos que se cerraron
y atraparon los billetes/pájaros:
para eso están los amigos,
para llorar en los velorios y no honrar las deudas).


El abuelo tuvo el mal gusto de seguir fumando en pipa
mientras a nosotros nos empapaba
la lluvia del miedo.
Pero ése no fue el peor de sus malos gustos:
también salió a cazar billetes ajenos
(y ese colchón que no servía
para detener la hemorragia de pájaros,
y nosotros que no teníamos vacaciones).
Un televisor color para el Mundial ‘78
le lavó un poco la conciencia.
A nosotros nos dio lo mismo
porque no nos interesaba el fútbol.


La abuela tuvo el mal gusto de llorar, llorar y llorar
y no percatarse jamás
de que nosotros también estábamos llorando.
Dejamos de ser los hijos de su hijo
y nos convertimos en pequeños abortos de dolor,
embriones tristes atrapados en frascos de cristal
a los que no había que mirar nunca
(y nosotros que no teníamos zapatillas,
y ese televisor color que no servía para nada
porque los dibujitos eran en blanco y negro).


La tía tuvo el mal gusto de gritar y desmayarse
porque se había muerto su hermano,
y de volver en sí para decirnos
si no viven  acá
no van a tener más ropa nueva,
no van a tener más juguetes nuevos,
olvídense de los cumpleaños,
olvídense de Santa Teresita,
van a ser putas como su mamá
(y nosotras que no sabíamos qué era ser putas
y mi hermanito que no sabía nada
porque tenía cinco años).


El tío tuvo el mal gusto de secundar al abuelo alegremente
en la cacería de billetes ajenos.
Después se hizo un chalet con techo de tejas
y dos baños,
y siguiendo la línea del mal gusto
plantó una perdiz embalsamada
en la habitación principal de la casa
(y nosotros que sentíamos pena por la perdiz
y nos daba impresión,
y ellos que no la vayan a tocar,
y nosotros que no la tocamos ni locos).


Mamá tuvo el mal gusto de elegir
a la peor familia política del mundo.
Pero cuando se lo reprochamos nos dice que no.
Que ella no los eligió.
Que ella eligió a papá.
El que tuvo el mal gusto de morirse
con todos los papeles patas para arriba.  







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