miércoles, 22 de octubre de 2025

BARRIO CHINO


 BARRIO CHINO 

 

I

El Barrio Chino me asalta 

con sus glosas de músicas lejanas 

y sus ecos de susurros foráneos. 

Huésped de los farolitos de papel naranja, 

que agitan su levedad de avecillas sabias 

sobre mis párpados quietos, 

me someto al devaluado ritual de la alegría. 

Militante del poema y del ímpetu, 

me resisto a dejar escapar la magia. 

Él me sonríe. 

(YU, el entusiasmo). 

¿Sabrá este hombre exóticamente bello 

cómo reacomodarme en el pecho 

el corazón de cabra alocada 

para que el agua y el aire fluyan libremente,

 en un FENG SHUI sanador, 

reparador, definitivo?  


II

 No sé si sonó un gong 

cuando el prodigio se deshizo en hexagramas 

(HSIAO KHU, la fuerza de lo pequeño) 

e instalé mi diminuto pie de geisha 

en su dominio de estrellas y dragones.  

Él sigue sonriendo, 

y me dice que las geishas son japonesas 

y no chinas, 

pero no importa: 

me gusta empolvarme la cara 

y ser blanca como la luna, 

descorrer cada noche 

la espesa cortina del bosque de bambúes 

y tañer un laúd que se abraza 

al infinito misterio de mi nombre.  


III
 

Los capullos del duraznero 

llueven dentro de mi boca 

cuando cruzo, aligerada, 

el linde de los sueños 

(KWEI MEI, la doncella). 

Comprendo que es la hora 

de soltarme otra vez el pelo, 

ventilar mis zonas erógenas 

y ver qué pasa más allá

de su mirada oblicua

 y su sonrisa desencadenada.

 (Límite del calor. 

Todo hierve debajo de su lúbrico cerezo. 

Rocío blanco). 

  

IV 

Mi cuerpo era el cielo,

 inmenso, celeste, 

un cuerpo donde las constelaciones 

ardían en una hoguera de piel y sombra 

(KUAI, el desbordamiento). 

Mi cuerpo era un desgarro: 

el surco del amor sangraba 

semillas laceradas. 

Mi cuerpo era un erial 

hasta que él aprendió a llamarme 

y pude resarcir el llanto de la carne 

con ideogramas trasuntados 

en piedras de colores. 

 Tengo una nueva cicatriz ahora: 

un arco iris que desciende 

desde mi ombligo sorprendido 

hasta la húmeda caverna de mi sexo. 

Y un nuevo nombre: 

Nüwa.

 

 V 

En mis sueños corro detrás 

de doce animales emblemáticos 

(TA CHUANG, el poder de los grandes). 

Doce animales que huyen, 

pero se quedan, 

hacen una ronda en torno a mi talle 

de bejuco gentil 

y escalan hasta mi boca 

asidos a las jarcias montaraces 

que tejo con mis palabras. 

El Dragón tiene la cara del Emperador. 

 

Él vuelve a sonreír 

porque sabe que es el Dragón y es el Emperador. 

Y yo soy la tierra, siempre ávida, 

y nuestro amor es la lluvia. 

(Grano en espiga. 

Todo bulle debajo de su venéreo manzano. 

Insectos excitados).  

 

VI 

TAO. 

Camino de equilibrio entre mi filo y su abismo. 

(KO, la revolución). 

Respiro su energía 

ceñida 

al desorden de mis horas mal apuntaladas 

y sé que los tiempos nuevos están llegando 

y las cosas lejanas se quiebran. 

Porcelanas que no insisto en reparar. 

Porcelanas muertas. 

 

YIN YANG, 

todo es posible cuando la sincronicidad de los cuerpos 

se traduce al alma. 

He aprendido a desandar la noche 

sin mutilarla.

 

Él último en irse, 

por favor, 

que apague la luna.




Del poemario "Once Upon A Time" (2014)

No hay comentarios.:

Publicar un comentario