jueves, 23 de diciembre de 2021

UN VESTIDO


 
UN VESTIDO

 

Ayer soñé que mi madre

se compraba un vestido.

Un vestido con margaritas como ese

que ceñía su cuerpo joven,

sus redondeces, tanto brote nuevo.

Y giraba

un poco  sol, un poco verano,

y las margaritas se encendían

como lucecitas de Navidad

y ella nacía

en un pesebre de algodón y flores.

 

Hace mucho tiempo que mi madre

no se compra un vestido.

Hay pequeñas cosas

que se dan por sentadas.

Nunca pensamos que esa vez

es la última vez.

La vida decide. El dolor decide.

La debacle de las piernas,

la boca que se derrumba.

El corazón tachado,

una palabra

que no podemos decir,

un bocado de silencio para tragarse

el sístole y diástole del cansancio.

 

Ayer soñé que mi madre

se compraba un vestido.

No la abracé. 

Le dije Te queda bien”.

No pensé que era la última vez.

Nunca es la última vez

cuando cierro los ojos

y mi madre gira,

una calesita de pétalos blancos

y piernas interminables.

“Te queda bien”, le dije.

Y ella sonrió

como no sonríe nunca.

 

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