lunes, 6 de diciembre de 2021

NUNCA NOS PROMETIMOS AMOR


 NUNCA NOS PROMETIMOS AMOR

 

No nos prometimos amor frente a Dios.

No nos prometimos amor frente a un juez.

No nos prometimos amor.

Nunca nos prometimos amor.

Sin embargo,

fue amor lo que nos llevamos el amor a la boca

durante treinta años,

lo que partimos y repartimos

en el paisaje de manteles floreados,

manteles a cuadros,

manteles que se fueron gastando con el tiempo

y se convirtieron en trapitos para limpiar

acá y allá

el polvo de los días.

Fue amor lo que nos llevamos a la boca.

A veces,

se deshizo en nuestro paladar

con la delicadeza de un sueño que se rompe

cuando el primer rayo de sol

nos empapa los ojos.

A veces,

lo masticamos con rabia,

como si nuestras muelas

pudieran quebrar el eje del mundo.

 

Nunca nos prometimos amor.

El amor llegó sin promesas

como un pájaro huérfano,

desnudo de palabras y rituales,

largo y libre,

un catálogo para leer todos los vientos,

un estruendo de arcabuces y ángeles.

Alguna vez creímos que se había escapado

por una herida abierta

como un gato tentado por el cielo,

pero siempre estuvo ahí,

en tu boca, en la mía,

debajo de la hojarasca de los besos dados al descuido,

un brote agazapado que nunca

se deshizo del verde.

Porque las promesas vienen y van.

Pero el amor

(eso que prescinde de todo

menos de su misterio)

viene y se queda.



Arte: Krzyzanowski Art

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