LA VENGANZA DE VAMPIRA
Pasados
los treinta
Maila Nurmi era otra starlette
desahuciada
haciéndose
cargo de abrigos ajenos
en
el guardarropas de un club nocturno.
A
pesar de su figura escultural
y
sus ojos de laspilázuli,
no
había podido concretar su gran sueño:
triunfar
en el cine.
Pero
una noche de Halloween,
Satanás
se puso de su lado,
y
Maila encontró el personaje:
Vampira,
la versión sexy de Morticia Addams,
de
uñas larguísimas y escote temerario,
que
saltó de un baile de disfraces a la televisión
sin
escalas.
Maila
estaba casada cuando conoció a James
Dean,
pero
se enamoró perdidamente
de
su miope y sufrida belleza.
La
relación duró poco:
Hollywood
no vio con buenos ojos
el
amorío de su joven promesa con una mujer casada,
algo
mayor,
oscura
y estrafalaria.
Antes
de que los paparazzi cantaran,
el
actor de moda la negó tres veces
y
desertó de sus sábanas y sus pentáculos.
Cuando
James Dean murió,
Maila Nurmi cayó en la desesperación
y
dibujó con tiza decenas de símbolos esotéricos
en
la vereda del Grauman's Chinese Theatre
tratando
de comunicarse con el galán difunto.
Juró
que el muerto pernoctaba en su cama
y
le pedía perdón por sus desplantes
antes
de esfumarse cuando el día
le
golpeaba la boca con sus primeros gritos de luz.
Alguien
dijo, entonces,
que
Maila, la bruja,
había
clavado un abrecartas en una foto Dean,
justo
a la altura del corazón
cinco
segundos antes de que su Porsche Spyder
550
se
estrellara contra un Ford
Custom Tudor.
“La
venganza de Vampira”, lloraron las fans indignadas.
Maila
osciló, entonces,
entre la burla y la furia,
y cayó en el olvido.
Pero
esta vez la historia tuvo un final feliz:
en
1994 Tim Burton desempolvó a Maila.
La
venganza definitiva de Vampira
fue
calzarse, por fin, la corona de Reina de
las Góticas
sin
que las fans indignadas pusieran el grito en el cielo,
ocupadas
como estaban
corriendo
detrás de nietitos díscolos
No hay comentarios.:
Publicar un comentario