TE RECUERDO
“Miro hacia la calle, hacia lo más profundo,
y veo como pasa en bicicleta el joven animal
que soñó que era yo”.
Ray Bradbury
Te recuerdo. Claro que te recuerdo.
Huesos de papel de arroz.
Pajaritos de vidrio en las puntas de los dedos.
Inhalabas mariposas y exhalabas verano
(ni siquiera julio se atrevía a tocarte,
la escoba de tus pestañas barría el invierno hacia adelante,
siempre hacia adelante,
será por eso que hoy tenés las manos heladas).
Te recuerdo. Inventando historias.
Obligando a tu hermanito a representar una y otra vez
la película de Rip van Winkle
(temblando ante la posibilidad de dormir durante veinte años
y despertarte en un mundo de vestidos plateados,
y vacaciones en la Luna,
y vos, una vieja de treinta).
Recortando los anuncios de los cines del diario,
obsesionada con actores y actrices cuyos nombres
no sabías pronunciar
(querías tener tu propia película;
cualquiera, menos la del tiburón,
la del tiburón no,
el tiburón tenía una boca enorme
y la chica estaba desnuda).
Te recuerdo, bonita.
Llorando porque te obligaban a cortarte
esos rulos casi imposibles de desenredar
y tu mamá tratando de consolarte jurando que te parecías a Gina Lollobrigida
aunque vos no supieras quién era esa señora
(ahora que lo sabés
te mirás al espejo y te preguntás
cuántas veces más te habrán mentido los grandes).
Te recuerdo. Claro que te recuerdo.
Raffaella Carrà, Angelito de Charlie, Mujer Maravilla,
Jo March, Candy Candy,
Raquel Welch en la tapa de la revista Siete Días
(así de maravillosa ibas a ser,
con el pelo así de largo;
tenían el mismo nombre,
¿por qué no iban a ser igual de lindas?).
Te recuerdo,
joven animal que soñó que era yo,
y lloro cuando leo a Bradbury
porque vos aparecés tantas veces
en su enjambre de memorias
y me preguntás con dulzura si sueño que soy vos
y yo te digo que sí, que sí, que sí.
Que siempre.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario