domingo, 6 de marzo de 2016

LA MENTIRA


LA MENTIRA
 
“Mas ya lo sabes: todo fue mentira.
Y si sigues llorando, bueno, pues!
Otra vez ni he de verte cuando juegues.”
César Vallejo
 
 
 
Yo sabía
 
que las palabras eran sólo cadáveres,
 
osamentas marchitas con la médula rancia,
 
despojos bastardeados
 
por el eco infinito
 
de las repeticiones vacías.
 
Algo alteró mi percepción
 
y fue tu mano
 
acariciando la cabeza del cachorro apaleado.
 
Me tiraste tus palabras ociosas
 
como los restos
 
de un convite siniestro,
 
y yo me soñé invitada a la fiesta.
 
Creí que en verdad
 
habías atisbado el olor de mi llanto,
 
como en un fabuloso poema de Vallejo
 
y nunca me quedé en dulces pucheros.
 
Lloré sobre tus labios
 
y debajo de tu cuerpo
 
porque la mentira era la más nítida de las verdades
 
zanjando mis carencias.
 
La mentira mecía mi carne,
 
la mentira me pintaba la boca
 
con una sonrisa de éxtasis devenida en bramido.
 
La mentira fue tu piel rota debajo de mis uñas
 
y el beso que selló el pacto
 
para inmolar al cordero.
 
Deberías cortarte las manos
 
deshonradas por la sangre inocente.
 
Deberías clavarte en esos ojos
 
que no se atreven a mirarme
 
los minuteros eternos de todos los relojes
 
que marcaron
 
mi tiempo de espanto.
 
Nunca me salvaste.
 
Tu cuerpo no me absolvió
 
ni me indultó tu olvido.
 
Deberías atragantarte con cada una de tus palabras,
 
con su insoportable levedad
 
de criaturas lisiadas.
 
Y jamás atreverte a nombrar
 
a la que creyó,
 
a la que no te dio más que nueve o diez caricias,
 
y un cuerpo apaleado,
 
y, quizás, algún ladrido.




Arte: Erwin Blumenfeld



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