miércoles, 27 de junio de 2012

ENTREVISTA REALIZADA POR GUSTAVO TISOCCO PARA "MIS POETAS CONTEMPORÁNEOS"


 


ENTREVISTA REALIZADA POR GUSTAVO TISOCCO PARA "MIS POETAS CONTEMPORÁNEOS"

¿Qué es para usted la poesía?

La poesía es para mí un  instrumento de sanación. Partiendo de la idea de que todos estamos heridos, la poesía se erige como el único instrumento posible para reparar –o intentar reparar- esa herida colectiva.

¿Podría usted contarnos  un poco de su vida, de sus obras publicadas, sus premios, su actividad literaria?

Nací en Avellaneda, en 1967, y empecé a escribir siendo muy pequeña. Mi primer premio literario lo gané a los 17 años, en un concurso organizado por el Taller Cultural Paco Urondo. Si bien no soy muy constante en lo que se refiere a la participación en concursos, he ganado varios premios, tanto nacionales como internacionales. He publicado cinco poemarios: “Ojos que miran al cielo”, “Revelaciones”, “Todos los hombres que me amaron”, “La antigua enfermedad del otoño” y “Hermano”. 

¿Cuándo empezó a escribir? ¿por qué?

Empecé a escribir alrededor de los ocho años, luego del fallecimiento de mi padre. Tenía necesidad de expresar ciertas cosas y se me dificultaba mucho hacerlo oralmente. La escritura siempre fue para mí un medio mucho más sencillo para expresar sentimientos, emociones y necesidades.

¿Cómo definiría a su poesía?

No creo demasiado en las definiciones, pero si tuviera que definir mi poesía diría que es confesional.

¿Qué autores influyeron en su poética?

En un principio, Alejandra Pizarnik. Más tarde, Anne Sexton y Sylvia Plath, con las que llegué a identificarme mucho más plenamente que con Alejandra.

¿Cuál es el fin que le gustaría lograr con su poética?

Provocar algo en el lector. Adhesión o rechazo, pero jamás indiferencia.

¿Qué poema elegiría usted si tiene que optar por uno en especial? ¿Por qué?

Deseando morir, Anne Sexton

Ahora que lo preguntas, la mayor parte de los días no puedo recordar.
Camino vestida, sin marcas de ese viaje.
Luego la casi innombrable lascivia regresa.
Ni siquiera entonces tengo nada contra la vida.
Conozco bien las hojas de hierba que mencionas,
los muebles que has puesto al sol.
Pero los suicidas poseen un lenguaje especial.
Al igual que carpinteros, quieren saber con qué herramientas.
Nunca preguntan por qué construir.
En dos ocasiones me he expresado con tanta sencillez,
he poseído al enemigo, comido al enemigo,
he aceptado su destreza, su magia.
De este modo, grave y pensativa,
más tibia que el aceite o el agua,
he descansado, babeando por el agujero de mi boca.
No se me ocurrió exponer mi cuerpo a la aguja.
Hasta la córnea y la orina sobrante se perdieron.
Los suicidas ya han traicionado el cuerpo.
Nacidos sin vida, no siempre mueren,
pero deslumbrados, no pueden olvidar una droga tan dulce
que hasta los niños mirarían con una sonrisa.
¡Empujar toda esa vida bajo tu lengua!
que, por sí misma, se convierte en pasión.
La muerte es un hueso triste, lleno de golpes, dirías,
y a pesar de todo ella me espera, año tras año,
para reparar delicadamente una vieja herida,
para liberar mi aliento de su dañina prisión.
Balanceándose allí, a veces se encuentran los suicidas,
rabiosos ante el fruto, una luna inflada,
Dejando el pan que confundieron con un beso
Dejando la página del libro abierto descuidadamente
Algo sin decir, el teléfono descolgado
Y el amor, cualquiera que haya sido, una infección.

Porque es un poema que no puede dejar a nadie indiferente. Y porque el lenguaje de Anne es maravilloso. 

¿Cómo ha cambiado su lenguaje poético a lo largo de los años?

Ha cambiado muchísimo, creo que se ha hecho más descarnado.

¿Para usted se nace o se hace escritor?

Se nace, definitivamente. La palabra es un don.

¿Qué consejos le daría a un joven escritor/escritora que se inicia en este bello camino de la PALABRA?

Que busque su propia voz. Que no se deje tentar por lo que está de moda. Que sea su primer crítico pero que defienda su trabajo con ferocidad ante las críticas ajenas. Que sea cauto en el uso de los adjetivos. Que tenga algo para decir y que lo diga. Prefiero un poema que diga, aunque no sea perfecto, a la perfección vacía de ciertos autores.

¿Cómo ve usted actualmente la industria editorial?

Como lo que es, un negocio.

Si tuviera que recomendar un libro de poesía, prosa, cuento, novela etc ¿Cuáles recomendaría?

Todo Bradbury, todo Poe. Pizarnik, Plath  y Sexton completas. La poesía de Borges. Los cuentos de Cortázar. Y “Different Seasons”, de Stephen King. Para erradicar prejuicios y para que quede claro que no se puede defenestrar a ningún autor sin leerlo antes, aunque hacerlo dé chapa de inteligente.

¿Qué opina de las nuevas formas de difusión de la palabra, ya sea en páginas de Internet, foros literarios cibernéticos, revistas virtuales, ñusleter,  blogs etc?

Me parecen herramientas valiosísimas. Sin ellas muchos de nosotros no tendríamos forma de hacer circular nuestro trabajo.

Por último ¿Quiere usted agregar algo?

Agradecerte la difusión de mi trabajo y del de mis colegas y tu trabajo desinteresado, que es la muestra más acabada del verdadero amor a la poesía.


ENTREVISTAS  A MIS POETAS CONTEMPORÁNEOS



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