BLANCANIEVES Y EL PECADO ORIGINAL
A mí,
como a todas las mujeres,
me delató un espejo.
Yo era la desordenadora:
la que soltaba pájaros en
el bosque
cuando la extensión
palpable del aullido
me mordía los talones,
la que lavaba su piel
hecha de ritos
con la saliva espesa de la
luna.
Creéme cuando te digo
que debajo de mi vestido
de mi princesa
llevaba medias negras
y esperaba que la
vida resbalara
por mis brazos desnudos,
hasta mojarme la sombra.
La Reina me encontró
moliendo trigo
en las cavidades del
verano.
Me encontró detrás de la
rosa
que había madrugado
en la antesala roja de mis
sueños.
Hubo una pulpa erótica,
temible,
que refundó el veneno en
mi garganta.
Y después, el silencio.
Créeme cuando te digo
que es urgente
que la sílabas del beso
pespunteen
un poema en mi boca.
A mí,
como a todas las mujeres,
me mató una manzana.
Arte: "Snow White", Ksenia Sazanovich
Del poemario “La antigua enfermedad del otoño”, Ediciones de la Iguana, 2011
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