CEMENTERIO, OTOÑO Y GATO
Mil capas de barro,
mil capas de carne,
mil capas de huesos,
mil capas de muerte.
Pero el cementerio hoy
era tan sólo
una capa de hojas
secas.
Limpié tu lápida en voz
alta,
exigiéndole a mayo
algo más de respeto.
Pero el viento no dejó de
gemir
y la llovizna
de articular su caótico
discurso.
Hubo un gato
que llegó hasta mi
antojo
de ordenar el otoño
zigzagueando entre
cruces.
Lo tuve entre mis
brazos.
Estudié sus pupilas amarillas
para ver
si esos eran tus ojos.
No.
No eran.
Los muertos están
muertos
y los gatos
son simplemente gatos.
Pero fue un desahogo
(un módico milagro)
abrazar algo vivo
repitiendo tu nombre.
Del poemario
"Hermano", El Mensú Ediciones, 2011
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