domingo, 26 de octubre de 2025

BALADA DE LA QUE QUIERE SEGUIR SIENDO BELLA Y DURMIENTE


 BALADA DE LA QUE QUIERE SEGUIR SIENDO BELLA Y DURMIENTE


“He's got the power
She's got the need” 
 Alice Cooper



 Yo miro el sueño

como si mirara la muerte:

con los ojos cerrados.



Yo miro las cosas

por costumbre.

Detrás de la reposada

nitidez de mis párpados

hay un sol oblicuo

que me quema las pestañas:

es el amor que me sacude

y me amenaza

con robarme mi porción de sueño/muerte

(esta deliciosa inercia:

ser y no ser,

nunca ser).



Yo miro a ese hombre

que se acerca

con una espada entre los labios

y sé que él tiene el poder

-yo tengo la necesidad,

pero no quiero abrir los ojos-.



Yo miro su boca

y presumo

que adherida al beso viene

una muerte sin sueño.

Sin sueños.

El vuelo suspendido de las moscas

retoma

su obligado trote de calor.

En la cresta irascible de mi sexo

se despereza

la  mujer dormida.



Cierro las piernas,

con violencia.



No quiero sangrar.

No quiero sangrar.

No quiero sangrar.






Del poemario "Once Upon A Time", Rayuela Edizioni  (2014)


viernes, 24 de octubre de 2025

EL CABALLITO BALANCÍN


 EL CABALLITO BALANCÍN


"Cantábamos para siempre la canción.
Cantábamos nuestra alianza hasta después del mundo."
Olga Orozco

  

Estaba dentro de la canción

que cantábamos esa noche.

Noche de inocencia ajena

que la luz de la memoria

desnuda de un manotazo.

No era nuestra infancia,

no se desbordaba

en la dimensión de la lluvia.

Era blanco como el camino de grava 

donde rodaban los días.



Estaba dentro de la canción

que cantábamos esa noche.

Crecía junto a otros objetos inútiles:

una estrella estéril esparciendo

su semen baldío.

Se balanceaba al borde

de unos ojos inconclusos

-ocho años de ojos que se muerden los párpados-.

Parecía inofensivo

como un domingo estirado sobre el sueño.



Estaba dentro de la canción

que cantábamos esa noche.

Papá se fue al cielo

y los nenes

nos quedamos en el infierno

(mamá amuebla el infierno a su manera,

nos lava la culpa con chocolate caliente,

nos mira y no entiende,

no sabe,

no puede).

La mitad de nuestros recuerdos es falsa.

La otra mitad,

está contaminada por la herida.



Estaba dentro de la canción

que cantábamos esa noche.

Una licencia de Dios

o un soborno del Diablo.



No sé.







Del poemario "Once Upon A Time" (2014)

miércoles, 22 de octubre de 2025

CAPERUCITA ROJA, CON LOBO Y SIN ABUELA


 CAPERUCITA ROJA, CON LOBO Y SIN ABUELA



Salto desde mi capa roja 

a la desnudez más perfecta.



El cuerpo avanza 

abriéndose paso entre la humedad anticipada 

de la lengua que sabrá lamerme mejor. 

Un lentísimo olor verde 

-el brutal olor de las ramas que se quiebran 

bajo el peso de una espalda inadvertida 

atenazada por el espasmo en ciernes- 

dilata las fosas nasales 

de la bestia que expectante. 



En esta canastita llevo un sexo dulce 

que comienza 

donde esa bestia quiera: 

en mi cintura nupcial encasquetada 

en el color del bosque, 

en mis ojos de presa predadora, 

en los íntimos reclamos de los pequeños dedos 

de estos pies que no cesan. 

Un sexo interminable que agucé 

con turbulentos pájaros azules; 

un sexo goloso que me invento 

para comerlo mejor.



(Desechemos esta vez a la abuelita: 

la abuelita es una excusa, 

un subterfugio más que prescindible).



Salto desde mi capa roja 

a la desnudez más perfecta. 

Y me dejo puesta esta carne que canta, 

mientras avanzo 

hacia encuentro del hombre que me espera. 

El hombre que aúlla 

y no sabrá que es lobo 

si no llego. 






Del poemario "Once Upon A Time"  (2014)


BARRIO CHINO


 BARRIO CHINO 

 

I

El Barrio Chino me asalta 

con sus glosas de músicas lejanas 

y sus ecos de susurros foráneos. 

Huésped de los farolitos de papel naranja, 

que agitan su levedad de avecillas sabias 

sobre mis párpados quietos, 

me someto al devaluado ritual de la alegría. 

Militante del poema y del ímpetu, 

me resisto a dejar escapar la magia. 

Él me sonríe. 

(YU, el entusiasmo). 

¿Sabrá este hombre exóticamente bello 

cómo reacomodarme en el pecho 

el corazón de cabra alocada 

para que el agua y el aire fluyan libremente,

 en un FENG SHUI sanador, 

reparador, definitivo?  


II

 No sé si sonó un gong 

cuando el prodigio se deshizo en hexagramas 

(HSIAO KHU, la fuerza de lo pequeño) 

e instalé mi diminuto pie de geisha 

en su dominio de estrellas y dragones.  

Él sigue sonriendo, 

y me dice que las geishas son japonesas 

y no chinas, 

pero no importa: 

me gusta empolvarme la cara 

y ser blanca como la luna, 

descorrer cada noche 

la espesa cortina del bosque de bambúes 

y tañer un laúd que se abraza 

al infinito misterio de mi nombre.  


III
 

Los capullos del duraznero 

llueven dentro de mi boca 

cuando cruzo, aligerada, 

el linde de los sueños 

(KWEI MEI, la doncella). 

Comprendo que es la hora 

de soltarme otra vez el pelo, 

ventilar mis zonas erógenas 

y ver qué pasa más allá

de su mirada oblicua

 y su sonrisa desencadenada.

 (Límite del calor. 

Todo hierve debajo de su lúbrico cerezo. 

Rocío blanco). 

  

IV 

Mi cuerpo era el cielo,

 inmenso, celeste, 

un cuerpo donde las constelaciones 

ardían en una hoguera de piel y sombra 

(KUAI, el desbordamiento). 

Mi cuerpo era un desgarro: 

el surco del amor sangraba 

semillas laceradas. 

Mi cuerpo era un erial 

hasta que él aprendió a llamarme 

y pude resarcir el llanto de la carne 

con ideogramas trasuntados 

en piedras de colores. 

 Tengo una nueva cicatriz ahora: 

un arco iris que desciende 

desde mi ombligo sorprendido 

hasta la húmeda caverna de mi sexo. 

Y un nuevo nombre: 

Nüwa.

 

 V 

En mis sueños corro detrás 

de doce animales emblemáticos 

(TA CHUANG, el poder de los grandes). 

Doce animales que huyen, 

pero se quedan, 

hacen una ronda en torno a mi talle 

de bejuco gentil 

y escalan hasta mi boca 

asidos a las jarcias montaraces 

que tejo con mis palabras. 

El Dragón tiene la cara del Emperador. 

 

Él vuelve a sonreír 

porque sabe que es el Dragón y es el Emperador. 

Y yo soy la tierra, siempre ávida, 

y nuestro amor es la lluvia. 

(Grano en espiga. 

Todo bulle debajo de su venéreo manzano. 

Insectos excitados).  

 

VI 

TAO. 

Camino de equilibrio entre mi filo y su abismo. 

(KO, la revolución). 

Respiro su energía 

ceñida 

al desorden de mis horas mal apuntaladas 

y sé que los tiempos nuevos están llegando 

y las cosas lejanas se quiebran. 

Porcelanas que no insisto en reparar. 

Porcelanas muertas. 

 

YIN YANG, 

todo es posible cuando la sincronicidad de los cuerpos 

se traduce al alma. 

He aprendido a desandar la noche 

sin mutilarla.

 

Él último en irse, 

por favor, 

que apague la luna.




Del poemario "Once Upon A Time" (2014)

lunes, 20 de octubre de 2025

ADIOSES DEL VERANO


 ADIOSES DEL VERANO

“Quisiera estar muerta y entrar yo también en un corazón ajeno.” – Alejandra Pizarnik 



 I
 El verano es un murciélago infinito.

Murciélago dorado enamorado del viento.

Ciego para no ver la muerte de las flores.

Ciego para alejarse cuatro pasos en la niebla,

en la memoria incendiada de las pequeñas cosas,

en el ruedo de la lágrima de una niña de seda. 



II

Una hemorragia de sol transforma la mañana,

le arranca sus gajos de silencio,

la traduce en ardores. 



III



Los ángeles se suicidan en mis ojos.
La inocencia postrera duerme en el temblor

de un sermón de fuego. 




IV
El mármol definitivo del cielo
transpira el perfume de las horas muertas.
Las estrellas refrendan su dominio.
Se agitan como las alas urgentes
de los insectos que transitan
su noviciado de polen. 


V

Chorreando flores húmedas,
emplumando pájaros en plegaria,
querellando espinas,
el verano me demora en sus jardines.
Busco una gota de niñez  que redima
el labio que se apaga.


VI
Me pienso en cada pétalo,
infusa, difusa.
Rebelada contra el destino de ser
la que sólo encuentra en el pasado
su lugar de reposo. 


VII
Un instante de amapolas calientes en el cuerpo.
Rosas de saliva tatuadas en los muslos
de un abanico que se abre y se cierra. 


VII
El poema exhala un manto carnal.
Arropa al ganado opaco que pulsa
las cuerdas de una guitarra
con las puertas del rostro abiertas a la luz.


VIII
Morir al pie de la letra
con un abecedario de cuerpos sonoros
entregados al sol como lagartos fragantes.
Cortarme de raíz, pálida.
Como un árbol de vidrio. 


IX
Dientes de jazmines para masticar
los textos de la sombra. 


X
Corazones ajenos mueven las piezas
de un ajedrez idiota.
Jaque mate al verano.
Jaque mate a la infancia.
Los adioses llegan

como mariposas vagabundas.




Del poemario "Once Upon A Time"  (2014)