miércoles, 14 de febrero de 2024

POEMA DE AMOR PARA CUALQUIER VERANO QUE NO SEA ÉSTE


 POEMA DE AMOR PARA CUALQUIER VERANO QUE NO SEA ÉSTE



Supongamos que estoy enamorada.
Supongamos que ni siquiera la edad me salvó del ridículo.

Supongamos que apago el televisor,
que le digo a mi hijo que me voy,
que no sé si vuelvo.
Que voy a buscarte
con un vestido nuevo,
con el pelo suelto,
con un gesto de bosque/gacela/rocío
y soy un poco verde,
un poco animal enfermo de ternura,
un poco humedad entre tus dedos.
Supongamos que mi saliva migra hasta tu boca.
Que mi piel es una flor intermedia
entre enero y tu casa.


Supongamos que no me cansé
de tu hábito constante de advertirme
que no me acerque demasiado,
que le pongo las dos mejillas a tu cuerpo,
que te camino
como quien camina sobre clavos,
sobre espinas,
sobre apretados nudos de fuego.
Loca de fe,
loca de vos.
Loca.


Supongamos que me desnudo como si fuera joven,
como si fuera rubia,
como si tuviera piernas eternas
y me estrello contra tu vientre,
te salto a la espalda,
te fuerzo, te invado,
te obligo a cazar las mariposas azules
que me desmadran el sexo
porque éstas son mis últimas mariposas,
y éste es mi último verano,
y después se viene un invierno eterno
como el de una novela de C. S. Lewis.

Supongamos que estoy enamorada.
Muy enamorada.

Supongamos que estamos en el verano pasado.
O en el verano que viene.


El que prefieras.





Arte: Yulia Berseneva

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