domingo, 26 de noviembre de 2023

SIEMPRE POLILLA, NUNCA MARIPOSA


 SIEMPRE POLILLA, NUNCA MARIPOSA  

 

 Te empeñaste en que quemara la saliva 

del beso que nunca había dado  

-el beso límite,  

el beso “cruzo esta boca  

y todos los testigos declaran en mi contra”,  

el beso “ningún demonio  

puede aspirar a la inocencia”-. 

Pero yo fui más lejos, querido,  

y quemé mis naves  

en la llama  

del cigarrillo atroz que apretabas entre tus dientes  

la mañana del caos  

-el caos de hocicos y pezuñas traducido  

en las paredes acolchadas del grito  

que no quisiste escuchar-.

 

No era el aleteo de mis pestañas  

el que sonaba,  

como una pequeña música  

cuando la desnudez imponía  

su estampa clarividente.  

No era un capricho  

adentrarme en la luz.  

Yo volaba en círculos ebrios  

y vos te encendías 

frente a mi memoria hambrienta.

  

Preferí arder de una vez  

y ser ceniza,  

antes que regodearme en una belleza vacua;  

preferí morir,  

buscar el exterminio  

antes que sentarme a la mesa anémica  

de las buenas costumbres.

  

Siempre polilla,  

nunca mariposa. 

No quise flores para llorar la lápida  

del aliento contenido.  

Quise un fuego  

que no valió la pena  

y una vela que dibujó   

en el corazón del verbo  

que nunca fuimos posibles.

 

 

 

Arte: Nicoletta Ceccoli  

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