NO NOS HIZO FALTA PARÍS
“And if I say I really loved you
and was glad you came along…”
and was glad you came along…”
Paul McCartney, “Here today”
No nos hizo falta París.
Tampoco lo tuvimos.
Tuvimos, sí,
una playita de mala muerte
y un muelle que se caía a pedazos,
y un amanecer que tiñó de rojo
los párpados del cielo.
Y el mar acariciando
el plumaje indeciso de la arena.
Y el viento que fue víspera del milagro,
del legítimo prodigio de encontrarte.
Dicho así, suena cursi.
Pero no fue cursi. Fue real.
Tuvimos bacanales de ternura.
Yo flotaba en mi desnudez geométrica
como una afable señorita de Picasso:
los pechos fragmentados en cristales de hielo
mojándote las manos,
y aquí, y allí, un triángulo incesante,
subiendo, bajando,
de tu boca a tu ingle,
de tu sed a mi infierno.
Eras el dulce comensal de mi cuerpo,
tan sabio en tu falta de experiencia,
y yo te dejaba hacer,
interpretando mi atildado papel de reina virgen
dispuesta a abdicar sin remilgos
en el primer gemido.
Tuvimos la catedral de nuestros sueños,
que no tuvo nada que envidiarle a Notre Dame.
Y tuvimos Buenos Aires,
ligera, sucia, maravillosa,
única.
Tuvimos una puerta que no abrimos.
Una puerta entre todas las puertas,
la del arroz con leche y las damitas casaderas de San Nicolás.
Nos entretuvimos jugando con las llaves,
creyendo, con candor,
que nos sobraba el tiempo.
No nos hizo falta París.
Pero nos quedó todo lo que vivimos.
A vos, dondequiera que estés.
A mí,
here today,
hamacándome en la risa del pasado,
escribiendo estos versos.
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