POEMA INNECESARIO
Hice el amor toda la noche.
Con vos
que estás tan muerto
como quisieron mi espanto y mi capricho.
Aunque inspires y expires.
Aunque reordenes cada día
las raíces y el agua.
Para empezar de nuevo.
Para colgarte al hombro
una vida de sal o de madera.
Una vida que no puedo
tocar en la vigilia.
Yo puse el océano
entre tus pies y mi casa.
Yo te apaleé hasta verte mi enemigo.
Algo estaba roto en mi cabeza.
Asesinarte era tan urgente
como abrirme de piernas y obligarte a llenarme.
Una vasija hendida.
Nunca fue suficiente.
Hice el amor toda la noche.
Con vos
que ni siquiera preguntaste
por quién doblaban las campanas.
Fue lento y suave.
Fue una cursilería.
Casi como caminar entre algodones.
Yo puse el dolor
entre tu boca y mi nombre.
Mi cuerpo fue un río lleno de ahogados.
Tuve el deber de arrastrarte entre cadáveres.
Pero alguna vez hicimos el amor así, supongo.
Tan lento, tan suave, tan cursi.
Antes de que te arrancara los ojos.
Antes de que malpisara el jardín del aire.
Hace años que dejé de llorarte.
Y ya sé lo innecesario que es decirte
que de verdad te amaba.
Arte: Stefan Pabst
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