CANCIÓN DE AMOR PARA LOS PEQUEÑOS SERES QUE MUEREN
Un vestido azul
girando
en el poema más triste.
Un vestido azul muy amado
que se deshace
como un nudo de lágrimas.
Y debajo del vestido
(que es un sueño,
que es un grito,
que es la aterradora claridad del verano)
los pequeños seres que se van en silencio,
los innombrados,
los que no le duelen más que a la tierra:
el grillo que clavaba su puñal
en el cuerpo incesante de la noche,
la araña sin edad,
el caracol montando arabescos de vidrio.
(No, el que gira no es un vestido azul,
el que gira es un pájaro,
muerto desde antes que yo empezara a cantarle,
muerto desde siempre,
y también es un sueño,
también es un grito,
también es el verano despiadado
escalando las piernas del alba
como un amante ávido.
El que gira es un pájaro.
Pero está tieso. Tan tieso.
Yo lo miro y no entiendo.
Lo miro y lo miro.
Lo miro y pienso que el mejor lugar para olvidarlo
es ahí,
entre las calas).
Arte: Marta Orlowska
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