sábado, 18 de septiembre de 2021

UN PUÑADO DE VIOLETAS MUSTIAS...

 


Un puñado de violetas mustias

obturaba mi laringe

cada vez que la súplica no,

el reproche no,

el grito no.

Pero cuando lo intentaba

(cuando intentaba pronunciar el dolor)

algo del perfume de las violetas

trascendía mi boca

envenenando el aire con su dulzura

Cada palabra no dicha

se convertía en el cadáver de una flor.

 

Triste milagro

guardar luto por el abecedario

y perfumar el silencio.


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