jueves, 16 de septiembre de 2021

CAÍN Y ABEL

 

CAÍN Y ABEL

 

 

La culpa la tuvo el ojo de Dios.

 

La pupila caprichosa de Dios.

 

Arbitraria amó y repudió.

 

Y los celos vivieron eternamente

 

y engendraron hijos e hijas.

 

 

La culpa la tuvo el ojo de Dios.

 

La pupila antojadiza de Dios.

 

Desde su dictamen

 

no hacemos más que calzarnos máscaras,

 

representar papeles.

 

Pavonearnos

 

como actorcitos de poca monta

 

en un escenario de sangre obligada.

 

El malo o el bueno.

 

Matar o morir.

 

 

Renuncio.

 

Renuncio a ser Caín

 

y a ser Abel.

 

Renuncio a tomar y ceder vida

 

en un ciclo eterno

 

de egos lastimados.

 

Renuncio al ojo del Big Brother engordando

 

mi condena a ser ganado.

 

 

 

Ahora que sé que la culpa la tuvo el ojo de Dios

 

te dejo ir.

 

Te abrazo y te dejo ir.

 

No hay puñales en el silencio que elijo

 

para decirte

 

que estoy fuera del juego.

 

 

Pero no te afiles.

 

 

Jamás voy a darte la espalda.






Arte: "Cain and Abel", Marc Chagall


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