LAS RECITADORAS
"Bicho
colorado mató a su mujer
con un cuchillito de punta alfiler.
Le sacó las tripas, las puso a vender:
¡A veinte, a veinte,
las tripas
calientes
de mi
mujer!
Rima
infantil anónima
Lo recitábamos
con una naturalidad que espanta:
“Bicho Colorado mató a su mujer…”
Yo me preguntaba cómo un bicho colorado
(que era, para mí, una florcita silvestre,
un remedo diminuto de margarita
que te dejaba la mano picando si la tocabas)
podía tener mujer.
Pero nunca se me ocurrió
preguntarme por el crimen:
a nadie le importaba demasiado
la mujer de Bicho Colorado;
el algo habrá hecho también nos daba la mano
cuando jugábamos a la ronda.
“Bicho Colorado mató a su mujer…”
Lo repito y un cuchillito de punta alfiler
sube por mi columna vertebral
como una arañita de metal rabioso.
Se clava en cualquier momento.
Y no.
Lo recitábamos
con una naturalidad que espanta:
“Bicho Colorado mató a su mujer…”
Nos programábamos
para aceptar lo inaceptable.
Para naturalizar el horror.
Desprogramarnos a puro grito,
a puro mirarnos, palparnos, sentirnos
nos toca hoy a las recitadoras.
Nos toca una ronda que pregone
que la mujer de bicho colorado
era una de las nuestras.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario