REALITY BITES
Winona hace el amor con Ethan Hawke
y yo contengo el aliento igual que a los veintipico
aunque ya sé cómo termina ésto:
no van a desayunar juntos,
él se va a escapar,
porque le teme o porque la quiere
y ella lo va a ir a buscar,
una vez o mil veces
(todas tuvimos un chico así,
pero nos dejó o lo dejamos,
a ningún hombre le gusta que lo obliguen a un café,
a ninguna mujer le gusta desayunar sola).
Al final él se queda
(se tenía que quedar,
teníamos veinte años cuando nos vendieron la película,
saltamos de Disney a las comedias románticas
y nos salvamos de los camisones rosados de Doris Day
por una cuestión generacional).
Al final él se queda
y una sabe
que en unos años van a tener un par de bebés,
y él va a tener que buscar un trabajo convencional,
y se van a odiar muchas veces
café y jugo de naranja de por medio.
Bocados de sueños rotos.
(A esta película le sobran por lo menos veinte minutos,
todas tuvimos un chico así
pero los chicos así no son para quedarse,
son para desayunar solas
y escribir poemas que les gusten a las señoras románticas).
“Reality Bites” no es una gran película.
Yo la miro una y otra vez para recordar a mi amor de la secundaria,
el que se parecía a Ethan Hawke.
A cuántas chicas habrá dejado con una taza en la mano.
Quién es la mujer que lo estará odiando porque se olvidó el papel
y se quedó a desayunar con ella.
Winona Ryder & Ethan Hawke, fotograma de la película "Reality Bites" (Ben Stiller, 1994)
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