domingo, 17 de febrero de 2019

PARECIDOS



PARECIDOS

De mi padre heredé los ojos,
el pelo ondeado,
la mala dentadura,
la vocación de buena samaritana.
Murió joven y tuve un velorio multitudinario:
muchos amigos lloraron,
otros contaron chistes.
La mayoría suspiró con alivio
porque ya no tendría que devolver
ni billetes ni favores.
Fue en el '76.
En el '77
Boca fue Campeón de América.
Yo era chica pero me acuerdo
porque alguien dejó una placa en su tumba
con los colores xeneizes
que decía "Para vos, Jorge".
Seguramente fue un amigo
que usó al equipo de la Ribera
para saldar una antigua deuda.

En lo demás
me parezco a mi madre:
quejosa, lunática,
con unos brazos de Mr. Universo sin ejercitar
que me quitan el sueño pero no el hambre,
fanática de los dramas policiales para televisión
y  de los dramas domésticos
ideales para poner a prueba
el pañuelo de la dama
y la paciencia del caballero.

Yo no coso ni tejo,
es cierto.
En eso me parezco a mi abuela
que no hacía más que suspirar
porque el sillón desde donde veía pasar la vida
mientras otros hacían lo que había que hacer
no era un trono de la Casa de los Borbones.

En lo demás
me parezco a mi madre:
quejosa, lunática.
De las que ladran, ladran y ladran
y no muerden nunca.
Ella,
porque es mejor de lo que parece.
Yo,
porque heredé la dentadura de mi padre,
tan mala.



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