jueves, 28 de febrero de 2019

NADIE DEJA SU CASA SIN DOLOR


NADIE DEJA SU CASA SIN DOLOR

¿Alguna vez te preguntaste por qué?
¿Por qué los pies aullando en el desierto
como coyotes huérfanos,
diez dedos mordidos por el sol
y el hambre silbando sus artes de serpiente?
¿Por qué los pulmones peregrinando el mar
como peces enfermos,
el aire podado por la sal
y el miedo declamando sus colmillos de escualo?

Nadie deja su casa sin dolor.
Nadie deja su casa sin sepultarse en sus cimientos
y resucitar en la promesa del horizonte.

¿Alguna vez te preguntaste por qué?
¿Por qué las fronteras y los muros son detalles
que los pájaros ignoran?
¿Por qué las mariposas migran libres
por encima de las voces del tirano?
Si abrieras los ojos de tu espejo
todas las pupilas serían la génesis de tu llanto,
en todas las bocas levaría el pan de tu risa,
 todos los hombres dormidos respirarían tu sueño.
¿Alguna vez te preguntaste por qué
el bosque conjuga en su espesura
todos los tonos de verde
y en ningún lugar es menos savia,
menos eternidad,
menos nido?

Nadie deja su casa sin dolor.
Nadie cierra una puerta sin esperar que el corazón del mundo
abra otra,
la definitiva.


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