domingo, 10 de febrero de 2019

EL AMOR HA QUEDADO ATRÁS, MURIÓ EN UN PORSCHE


EL AMOR HA QUEDADO ATRÁS, MURIÓ EN UN PORSCHE

Caminaban por la playa tomados de la mano,
susurrándose ángeles al oído,
con la certeza de que iban a estar juntos para siempre.
Él era un rebelde con causa,
atormentado por su orfandad prematura,
cargando sobre su espalda rubia
el peso de la vileza con la que un pastor cuáquero
le había arrancado la infancia del cuerpo.
Ella, una chica italiana y religiosa,
que soñaba con ser una de estrella de Hollywood.
James Dean nunca sonreía y tenía modales bruscos.
Pier Angeli se enamoró de su sonrisa
y se hundió en su boca hasta encontrar
la  raíz de la ternura.

Pero la madre de Pier, católica y feroz,
se opuso al romance.
La chica italiana, enferma de familia,
de usos y costumbres,
de Cerdeña y de Espíritu Santo,
fue obediente y se casó con otro.
El día de la boda llovió
y James Dean  lloró en la puerta de la iglesia,
mojado y solo.
Diez meses después se mató en un accidente.
El matrimonio de Pier duró, apenas,
cuatro agónicos años.

La chica italiana no quiso llegar a los 40.
A los 39,
casi el espectro de una flor,
con pocas perdices en su haber
y la soledad como un cilicio
con el que se castigaba cada noche,
eligió el final.
“El amor ha quedado atrás, murió en un Porsche",
escribió justificando
su orgía de pastillas,
su insulto a la  madre y al Espíritu Santo,
su soltarle la mano a la vida.

Su decidir, por fin,
de qué lado de la cama quería dormir
y con quién.


Fotografía: James Dean y Pier Angeli

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