DINOSAURIOS
Buscando
algo
-no sé
qué-
encontré
un papelito que decía:
“No
borres mi nombre de tu historia.”
Me
sentí la reina de Jurassic Park.
Además
de miope,
desmemoriada.
Crují
como una muñeca de madera
que se
está acomodando
a una
nueva versión de la soledad:
versos
tachados, algún cablecito en mi cabeza
que no
hace contacto
(dinosaurios).
“No
borres mi nombre de tu historia.”
¿Quién
sos?
¿Cuál
es tu nombre?
¿Cuál
es mi historia?
¿Nos
besamos bajo la lluvia,
en el
baño de la escuela,
en la
trastienda del supermercado
entre
cajones de Coca Cola
y latas
de galletitas apiladas?
(¿Te
acordás de las latas de galletitas?
Dinosaurios
cuadrados de tripas dulces.
Extintas.
Como
vos.
Como
cualquier cosa que seas vos
además de
este papelito).
¿Nos
besamos en el Cementerio de la Recoleta
con los
pies enredados en un nudo de gatos
y la
muerte ahí
tan
ordenadita, tan turística?
¿En el parque,
ese 20 de enero,
dos
semanas antes de que vomitara tu boca
y un puñado de mariposas muertas?
vomitaba
mariposas,
vivas, muertas,
pero
nadie podía, jamás,
sembrarme
luz en el jardín del cuerpo:
una
cerca viva
de
mamás, tías y abuelas
mantenían
a raya el arado del lobo.
Yo flotaba envuelta en tules rojos
y ellas
pensaban en dinosaurios).
Por ahí
nos besamos en la playa.
En la obra
en construcción que había ala vuelta de mi casa.
En el
cine.
En el
reservado de ese boliche de Quilmes.
En un
tren (también besé chicos en los trenes
antes de
pegarme esta fobia a los transportes públicos).
Por ahí
ni siquiera nos besamos:
yo fui
la musa del papelito
y vos ese pesado.
(dinosaurios).
Dinosaurios.
Las
galletitas en lata, vos,
Brandon,
Dylan, vos,
New
Kids On The Block, vos,
Madonna como una virgen,
el Auto Fantástico.
Dinosaurios
todos los que me besaron
bajo la
lluvia, en la escuela,
en los cementerios,
en los supermercados,
en los
trenes, en los parques,
en la playa, en las obras en construcción,
en los boliches, en los cines.
Dinosaurios.
Dinosaurio yo con este papelito en la mano.
Carnotauro sin dientes.
Triceratops en crisis.
“No
borres mi nombre de tu historia.”
Perdoname,
corazón,
tendrías
que haber firmado el papelito.
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