No hay jardines en Ciudad Juárez.
No hay rosas.
No hay primaveras desperezándose
en los párpados del verde.
Hay úlceras que flotan
y un acre olor a mujer rota
irritando
la mansa costumbre del crepúsculo.
En Ciudad Juárez la ausencia se escribe con sangre
y la sangre
danza en las caderas de los pájaros.
Se repite en sus cuerpos diminutos
como un himno de plumas
(y los pájaros son muchachas de cabellos oscuros
extraviadas
en laberintos de polvo).
No hay jardines en Ciudad Juárez.
No hay rosas.
No hay abejas repasando con soltura
el delicado salmo del polen.
Hay plagas que levitan
y preguntas.
¿Por qué?
¿Por qué?
¿Hasta cuándo?
Los feminicidios en Ciudad Juárez y las muertas de Juárez son dos expresiones que hacen referencia a la suma de feminicidios y asesinatos de mujeres que se vienen cometiendo en Ciudad Juárez, estado de Chihuahua, México, al menos desde enero de 1993. El número estimado de mujeres asesinadas hasta el año 2012 asciende a más de 700. Por lo general las víctimas son mujeres jóvenes y adolescentes de entre 15 y 25 años de edad, de escasos recursos, que han debido abandonar sus estudios secundarios para comenzar a trabajar. Antes de ser asesinadas, suelen ser violadas y torturadas.
Tanto la policía como los funcionarios del gobierno mexicano han sido acusados de responder con indiferencia a los feminicidios, así como de exhibir altos grados de tolerancia ante los crímenes, investigar los casos de modo inadecuado y negligente, y no realizar campañas de prevención ni proteger a las mujeres de la violencia.
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