DESTERRADOS
Cada sitio de mí, desordenado,
cada pequeña culpa,
cada ira, cada uva,
cada vieja película en blanco y negro
que miro los sábados a la noche
mientras suelto el deseo y las manos
para tocarte
más allá del eclipse de la ausencia,
saben que estás ahí,
desbocado como un caballo oscuro,
estrellando tus dientes contra una tribu
de ángeles carnívoros,
y que yo estoy,
inalterable,
detrás de la prisión de tus párpados.
Animal de agua
escurriéndome
entre la anarquía de tus piernas
toda la noche,
toda tu noche,
para volatizarme en tu canto encarcelado
y no ser nada.
Llave del torbellino vos,
abriéndome,
mientras yo lloro muy despacio,
y endulzo lo que no está
como una abeja leve.
Desterrados los dos
de les
fleurs du mal,
de las flores,
de todas.
Expatriados.
Cómo nos delatamos en la memoria,
cómo nos desnudamos y nos mordemos
con serpientes de aire,
cómo nos respiramos.
Y yo miro, de pronto, el reloj
para saber si ya son las doce.
Y vos deseás que me olvide un zapato
para tener una excusa
que te permita entrar en mi casa
y verme
como no me viste nunca:
podando los rosales,
acariciando la cabeza de mi hijo,
durmiendo abrazada a mi almohadón violeta.
Como si esto no doliera tanto
y nuestras vidas fuesen un cuento.
Arte: "Lovers Embrace", Chris Duffy
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