martes, 19 de enero de 2016

DESTERRADOS


DESTERRADOS



Cada sitio de mí, desordenado,

cada pequeña culpa,

cada ira, cada uva,

cada vieja película en blanco y negro

que miro los sábados a la noche

mientras suelto el deseo y las manos

para tocarte

más allá del eclipse de la ausencia,

saben que estás ahí,

desbocado como un caballo oscuro,

estrellando tus dientes contra una tribu de ángeles carnívoros,

y que yo estoy,

inalterable,

detrás de la prisión de tus párpados.



Animal de agua

escurriéndome

entre la anarquía de tus piernas

toda la noche,

toda tu noche,

para volatizarme en tu canto encarcelado

y no ser nada.

Llave del torbellino vos,

abriéndome,

mientras yo lloro muy despacio,

y endulzo lo que no está

como una abeja leve.



Desterrados los dos

de les fleurs du mal,

de las flores,

de todas.

Expatriados.



Cómo nos delatamos en la memoria,

cómo nos desnudamos y nos mordemos

con serpientes de aire,

cómo nos respiramos.

Y yo miro, de pronto, el reloj

para saber si ya son las doce.

Y vos deseás que me olvide un zapato

para tener una excusa

que te permita entrar en mi casa

y verme

como no me viste nunca:

podando los rosales,

acariciando la cabeza de mi hijo,

durmiendo abrazada a mi almohadón violeta.

Como si esto no doliera tanto

y nuestras vidas fuesen un cuento.





Arte: "Lovers Embrace", Chris Duffy

Poema publicado en la Revista "Palabras Diversas" Nº 51


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