MYRA
“su cabellera es una trampa
que habla en voz baja”
Henri Pastoureau
Bailaba con las canciones de Los Beatles.
La pollera corta.
Las botas de hule blancas.
El pelo cardado.
Rubio a la fuerza.
Myra Hindley.
Myra Hess entre las piernas del monstruo.
La miseria como calendario.
Las manos como bestias lascivas.
Diez tentáculos rasgando el sudor de la noche.
Diez tentáculos transformados en cristales oscuros.
“su cabellera es una trampa
que habla en voz baja”
Henri Pastoureau
Bailaba con las canciones de Los Beatles.
La pollera corta.
Las botas de hule blancas.
El pelo cardado.
Rubio a la fuerza.
Myra Hindley.
Myra Hess entre las piernas del monstruo.
La miseria como calendario.
Las manos como bestias lascivas.
Diez tentáculos rasgando el sudor de la noche.
Diez tentáculos transformados en cristales oscuros.
¿Hubo algo humano en su impaciencia de verdugo?
¿Hubo algún hilo de tragedia común
emparentándola
con los niños muertos?
El olvido es un telón efímero.
La serpiente inglesa flota
sobre la pradera de Saddleworth.
Un cigarrillo eterno cuelga de su boca.
Los brazos de un ahogado se agitan
en sus ojos de búho.
Cualquier día es el día siguiente
si estás muerta.
Myra Hindley fue una asesina en serie británica, cómplice en los asesinatos llevados a cabo por su novio Ian Brady entre julio de 1963 y octubre de 1968, alrededor de la zona hoy conocida como Gran Manchester, Inglaterra. Las víctimas fueron cinco niños con edades comprendidas entre los 10 y los 17 años. Fue condenada a cadena perpetua junto con su pareja el 6 de mayo de 1966. El 15 de noviembre de 2002 murió en prisión de una infección pulmonar.
Arte: "Myra Hindley", Justin Myers
Arte: "Myra Hindley", Justin Myers