...Y EL VIENTO, ¡AL FIN!, SE
LLEVÓ TODO
Hasta hace poco tiempo
me preguntaba
cuánto del olor satisfecho de mi pubis
había quedado tatuado en la maraña de tus dedos,
cuánto te había quedado
de la ramera dulce
que hacía pie en el grito
para no hundirse
en el oleaje voraz de tus piernas.
Hasta hace poco tiempo
me preguntaba
cuántos de mis tontos poemas de amor recordarías,
cuánto recordarías
de la niñita que abrió demasiadas puertas,
y escaló demasiados muros,
y voló siempre a contramano,
como un pájaro extraviado remontándose
al origen incierto del otoño.
Hasta hace poco tiempo
me preguntaba
cómo sería ella,
si sus manos serían arrugadas y chiquitas como las mías,
y sus pies, locos pies calzando siempre
zapatillas rojas de baile,
y su cuerpo, un pentagrama alucinado
donde plasmar tus mejores notas.
Hasta hace poco tiempo
me preguntaba
si serías feliz.
Hasta hace poco tiempo
me preguntaba
cuánto del olor satisfecho de mi pubis
había quedado tatuado en la maraña de tus dedos,
cuánto te había quedado
de la ramera dulce
que hacía pie en el grito
para no hundirse
en el oleaje voraz de tus piernas.
Hasta hace poco tiempo
me preguntaba
cuántos de mis tontos poemas de amor recordarías,
cuánto recordarías
de la niñita que abrió demasiadas puertas,
y escaló demasiados muros,
y voló siempre a contramano,
como un pájaro extraviado remontándose
al origen incierto del otoño.
Hasta hace poco tiempo
me preguntaba
cómo sería ella,
si sus manos serían arrugadas y chiquitas como las mías,
y sus pies, locos pies calzando siempre
zapatillas rojas de baile,
y su cuerpo, un pentagrama alucinado
donde plasmar tus mejores notas.
Hasta hace poco tiempo
me preguntaba
si serías feliz.
Pero hoy …
Frankly, my dear, I don't give a damn.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario