miércoles, 19 de marzo de 2008

PRÓLOGO DE "OJOS QUE MIRAN AL CIELO"

OJOS QUE MIRAN AL CIELO

Prólogo

Hay lugares a los que siempre deseamos volver, aún cuando nunca hayamos estado allí. Rapa Nui (Isla de Pascua) ha sido para mí uno de esos lugares.
Llegar a la isla implicó un descubrimiento de formas, territorios y presencias; y un redescubrimiento de emociones e inquietudes. Nunca había visitado Rapa Nui, pero mi memoria emotiva negaba esta realidad prosaica.
Rapa Nui es una isla triangular, de origen volcánico, ubicada en el Océano Pacífico sur. Se la considera "el lugar más aislado del mundo". Miles de kilómetros la separan de Chile, país al cual pertenece, y de otras islas polinesias.
El elemento cultural más sobresaliente de Rapa Nui lo constituyen los moai, enormes figuras talladas en piedra que se encuentran esparcidas por toda la isla. Representan a los antepasados más notables de cada tribu, y fueron erigidas en plataformas llamadas ahu. Los moai erigidos en los ahu miran siempre hacia el interior de la isla (con excepción de los moai levantados en el Ahu Akivi, que representan a los primeros exploradores llegados a Rapa Nui por encargo del Ariki Hotu Matu'a, que están frente al mar, con la vista dirigida a su tierra de origen). Estos colosos fueron instalados de tal modo que tuvieran una presencia importante en la vida cotidiana del pueblo rapanui.
La necesidad de cada tribu de demostrar su prestigio a través de estas figuras monolíticas, llevó a las castas que habitaban Rapa Nui a enfrentarse unas con otras, disputándose los recursos naturales de la isla. Durante estas guerras internas, todos los moai instalados en los ahu fueron derribados. Se buscaba de esta manera debilitar al enemigo privándolo del mana o fuerza poderosa que los ojos del moai proyectaban sobre sus descendientes.
Surgió, luego de este conflicto, el culto al Tangata Manu (Hombre Pájaro), que consistía en un ciclo de actividades rituales que culminaban con la elección de un líder que regiría el destino de todos los habitantes de la isla durante un año. Los distintos linajes competían para obtener el primer huevo del Manutara, con la finalidad de acceder al poder.
El culto al Tangata Manu se vinculó a Makemake, dios máximo del orden religioso local, creador del hombre, ya que según las tradiciones isleñas fue este dios quien llevó desde Motu Motiro Hiva (el islote Salas y Gómez) diferentes aves marinas para que hicieran sus nidos en Motu Nui (el islote cercano a Rapa Nui donde debía recogerse el primer huevo de Manutara).
La historia reciente de Rapa Nui está marcada, como la de todos los pueblos autóctonos de América, África y Oceanía, por la llegada del hombre blanco, y es una historia que incluye injusticias, arbitrariedades, asesinatos y robos. Ha sido muy difícil para los isleños sobreponerse a años de abusos, pero por fortuna, en los albores del siglo XXI, Rapa Nui conserva aún la magia de antaño, la huella de los anónimos artistas, y sigue siendo inspiración de hombres y mujeres en su búsqueda esforzada de la belleza.
Sólo resta decir una palabra, y es para el pueblo rapanui: "MAURURU", que significa "gracias" en idioma nativo. Gracias por las formas, los territorios, las presencias, las emociones y las inquietudes. Gracias por abrirme sin reservas las puertas de la maravilla.

RAQUEL FERNÁNDEZ


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