EMPEZAR A
MORIR
“De manos de la Muerte acepté el regalo.
Creo que sabía qué era y de quién procedía. Al ver el nombre y la dirección,
reí y firmé el recibo sin vacilar:” – Joyce Carol Oates, “Blonde”
Creo que fue entonces
cuando empecé a morir.
Cuando me dijiste:
“Te quiero,
pero no sé que hacer con vos”,
y yo me encogí de hombros estúpidamente
y murmuré sonriendo:
“Soy una mina
jodida”,
y desvié la mirada para no demorarme en
tus ojos,
para no dolerme en tus ojos,
porque yo también te quería,
claro que te quería,
pero no podía ligarme a tu destino,
no podía salvarme.
No, no.
Creo que fue antes.
Creo que fue cuando esa cosa roja
me levantó en vilo con una monstruosa
ternura
y yo pensé:
“Estoy
lastimada. Mi infancia está lastimada.
Y esta
hemorragia idiota
-que nunca
pedí, que nunca deseé-
va a dejarme
sin muñecas,
sin espejitos
mágicos,
sin animales
fabulosos.”
No, no.
No fue ahí cuando empecé a morir.
Fue cuando alguien me tomó de la mano
y me dijo:
“Vamos a darle
un besito a papá, que se fue al cielo”.
Y yo tuve que besar a un señor blanco y
frío
-frío como una cosa demasiado fría,
una cosa que quema-
que no
era mi papá.
No era, no era, no era.
Te juro que no era.
Tenés cuarenta años y no sabés que
querés.
Estás enferma.
La vida no es abrir puertas y aparecer en
el desierto de Gobi
o en la Catedral de San Pedro.
La vida es barrer el patio,
y planchar camisas,
y
desviar los ojos para que el amor no los irrite,
y sangrar,
y besar, de vez en cuando,
a señoras y señores blancos y fríos
que jamás conociste.
La verdad,
no sé cuando empecé a morir.
Pero empecé.
Y no termino.
No termino.
Arte: Alexandre Sulimov
Bello poema,verdades y muertes cotidianas. Te felicito
ResponderBorrarMuchas gracias, Rose! Un abrazo y buena semana!
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