UNA MUJER QUE ESCRIBE
A Anne Sexton
“Ni siquiera entonces tengo nada contra la vida.
Conozco bien las hojas de hierba que mencionas,
los muebles que has puesto al sol.”
Conozco bien las hojas de hierba que mencionas,
los muebles que has puesto al sol.”
Anne Sexton
Una mujer que escribe
encharca sus pies
en un pantano de whisky que le empapa
el ruedo de las palabras
(el encaje apolillado de la a, la e y la i;
el desconsuelo amarillo del abecedario).
Una mujer que escribe
cuenta las píldoras
como si fueran estrellas
y gasta su lengua en fútiles presagios
que no presagian nada.
Una mujer que escribe
no puede medir los restos.
Esa mujer sos vos, querida.
Una mujer que escribe
es feliz
cuando su útero canta como una colegiala
(arroz con leche,
yo no me quiero casar
porque limpiarle el culo a los bebés me enferma,
y el amor decanta en una infección,
y el sexo se aproxima
a un trámite más o menos engorroso).
Una mujer que escribe se muere
y no se calcula cortada y cosida como un vestido barato,
con las partes íntimas mal ordenadas
debajo de un zurcido desprolijo
(¿Cuánto pesa tu cerebro?
¿Cuánto pesa tu maravilloso cerebro?
¿Cuánto pesa un poema?).
Una mujer que escribe
se juega los pulmones
en una partida de ajedrez
que no va a ganar nunca.
Esa mujer sos vos, querida.
Una mujer que escribe
es un defecto
que no concibe planes de salvación.
Esa mujer sos vos, querida.
O soy yo.
Quién sabe.
Arte: "Woman Writing a Letter", Charles Kaufman
Del poemario "La antigua enfermedad del otoño" (2011)
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