CENICIENTA NO SABE
Yo no sé
quién sujetó mi voz
con hilos de intemperie
y me dejó este camino de silencio
-una cinta polvorienta que repta
al canto de un abismo de flores de plástico
y culpas mal enjuagadas
con visitas incómodas y galletitas de limón-.
Yo no sé
quién destejió mi vestido de abejas
y le torció el pescuezo
a la húmeda golondrina
que volaba y comía entre mis piernas.
De repente, concluyó el verano
De repente, se rompió la aromática
unidad de las uvas
y las redes de la luna
dejaron de apacentar mis sueños.
Yo no sé si fui una princesa
o una reina
o una simple mendiga
a las puertas del verso.
Di dos o tres pasos de baile
y sequé algunas lágrimas,
pero la escuela de la vida me aplazó,
como a todo el mundo.
Yo no sé si me ahogué en la luz
y ya estoy muerta.
O si todavía vivo para contarlo.
Contar eso que no sé,
porque yo no sé,
yo no sé…
Yo no sé quién me corta las uñas
cuando crecen demasiado
y no sé como es dormirme en las riberas
de un cuerpo que no ladra de tristeza.
Y no sé,
te juro que no sé,
dónde dejé mi zapato.
Arte: Leanne Tonetti
Del poemario "La antigua enfermedad del otoño", Ediciones de la Iguana, 2011
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