ITINERARIO DEL HAMBRE
A Lewis Carroll
Una niña sonámbula
le camina los ojos
y él se marchita educadamente,
tan inglés, tan atildado,
tan estúpidamente virgen.
Una niña dormida
sucede en su regazo
y él resbala por una flor caliente.
Contiene la respiración
para no despertarla.
Ella es blanca como un caracol de vidrio.
Él no se atreve
a anclar el rostro en la carne dulcísima,
a recostar la sed en esa boquita fruncida
como un clavel intenso.
El viejo solterón
dialoga con el fuego
y repeina los rizos melancólicos
que anochecen sobre sus orejas.
Al vacío, el amor.
Al vacío, las semillas del cuerpo.
Una niña insolente
se sienta en sus rodillas.
Es la hermanastra del pecado.
Levanta una copa de baba
y sonríe
con sus senos inexistentes.
La niña crece y se va.
Él no se atreve.
Del poemario "La antigua enfermedad del otoño" (2011)
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