jueves, 30 de mayo de 2024

LUCY


 LUCY


A Lucy Vodden O'Donnell
.
“Alguien te llama, respondes lentamente,
la chica con ojos de caleidoscopio.”
John Lennon



La chica con los ojos de caleidoscopio

fluye,

se vierte,

gotea.

Hay  mariposas

que se rompen como espejos,

y vientos de músculos feroces

que la arrastran.

La chica se aferra a la mañana,

pero no alcanza:

no se puede tener tres años toda la vida.



Pero el cielo es el cielo

y la chica

tiene el sol en los ojos.



La magia se aventura

en la grafía inédita del cuerpo.

Hay nubes echadas a sus pies

y flores migratorias.

Jamás fatigada por el día,

la chica

es un ancho relámpago

hilvanando diamantes.



Hay un puente.

Un hilo de luz

sobre lo escaso de la memoria.

La chica sube al tren.

Mira hacia atrás

para decir adiós.

Y él canta.

Canta.

Canta.



Tengo tres años,

piensa ella.





Arte: Kirachel

lunes, 27 de mayo de 2024

DESNUDO EN ROJO


 DESNUDO EN ROJO



Desnuda,

roja,

manzana diplomada en deshielos,

me escurro en una grieta

abierta a mordiscones

en el útero de la noche.

Y me vas pariendo en lunas,

labio con labio,

pieles hilvanadas con un rugir de campanas,

con un carrusel de semillas hondas

que sangran por la herida.



Desnuda,

roja,

milagrera en el funeral de los besos,

te doy la vida cuando te la quito,

desaguo un séquito de mariposas turbias

en el acuario de tu boca

y tus peces de saliva

hacen el amor con mis palabras,

las transmutan en perdigones de plata

que se incrustan entre las piernas

del lobo de la noche.


Desnuda,

roja,

me dejo el cuerpo entre tus ruidos,

el esqueleto entre tus hervores,

el corazón entre tus dientes.

Y el poema me dice que no,

que no se puede usar la palabra corazón.

Pero no me importa.








viernes, 24 de mayo de 2024

PASADO


 PASADO

 

A veces cierro los ojos y te veo

como eras hace tanto.

Erecto como el árbol más hermoso del bosque.

Predicador de manos sabias.

desatándose el sueño,

coronándome el cuerpo con labios y sudor.

A veces me parece que estás detrás del hombre

que me mira y no ve

dónde nacen mis pájaros.

Qué misterios desgrana

como un rosario apócrifo

la rosa de mi ombligo.

Dónde puse mi boca.

Dónde puse mi celo.

A veces sos

esa oruga azul que fumaba

mientras yo tanteaba la maravilla.

 

A veces cierro los ojos y te veo

como eras hace tanto.

Y los recuerdos son pequeñas espinas

o pequeñas rosas,

duelen y perfuman.

Lloran. Cantan.

Entonces me arrimo a vos,

arrimo mi garganta a vos y nos pregunto

por qué todos mis poemas de amor

se escriben en pasado.


 

 Arte: Laura Makabresku  

miércoles, 22 de mayo de 2024

CEMENTERIO


 CEMENTERIO 


SIT TIBI TERRA LEVIS



El olvido es tangible.

Tiene rostro.

Tiene pasos confusos.

Pero llega.

Tiene una culpa vieja en la garganta.

¿La mía? ¿La tuya?

¿La nuestra?



El olvido es tangible.

Yo lo vi.

Hoy lo vi.

Y hasta pude tocarlo.



Se quebraron mis uñas

arrancando los yuyos

de las tumbas ajenas.

Limpié el mármol extraño.

Quité las telarañas

que tejían a Cristo.

Toqué fotografías.

Los muertos sonreían.

Antes de saber.



Me deshice

de tanta agua podrida,

de tantas flores secas.

Que no eran mías.



El olvido estaba ahí.

Me miraba con sorna.

Me miraba y decía:

“Esto es así, chiquita.


No le des más vueltas al asunto.”



Una tumba.

Otra tumba.

Tantas tumbas.



No pude con todas.

No pude

con tanto abandono.



Entonces me mordí las manos.

Y lloré.







lunes, 20 de mayo de 2024

COLAPSO


 COLAPSO

 
 
 
Dicen que antes de ser
 
lo que soy ahora
 
yo era una rubia sexy.
 
Tenía largas piernas,
 
y ojos impecablemente maquillados,
 
y me depilaba los amores
 
con una pinza de desdén
 
cuando empezaban a crecer demasiado.
 
 
 
Dicen que antes de ser
 
lo que soy ahora
 
yo era una maestra.

Tenía un guardapolvo a cuadros,
 
y un franelógrafo,
 
y me la pasaba sacándole lustre
 
al caparazón de Manuelita
 
(esa estúpida tortuga que se fue a París
 
a embellecerse,
 
cuando Buenos Aires es el paraíso
 
de las cirugías estéticas, 
 
y encima fue a embellecerse
 
para un macho).




 Dicen que antes de ser
 
lo que soy ahora
 
yo era una gordita feliz.
 
Tenía un bebé al que sacaba de paseo
 
cada tarde a las tres,
 
y una ventana con cortinitas

de encaje,

y comía bombones

sin que se me ocurriera nunca

correr al baño para vomitarlos.



No sé.

Yo no me acuerdo de nada.


 
Lo único que recuerdo

es el poema que colgaba como un trapo

de la comisura ajada de mi boca;

ése que los vampiros vestidos de blanco

me arrancaron de un manotazo.
  




Arte:  Irene Perez

sábado, 18 de mayo de 2024

INSTRUCCIONES PARA ESCRIBIR UN POEMA ACEPTABLE


 INSTRUCCIONES PARA ESCRIBIR UN POEMA ACEPTABLE



Para escribir un poema aceptable
(un poema que no amenace,
que no subvierta,
que no se quede con la última palabra)
es necesario obviar ciertos temas.
Nada de visitas al ginecólogo.
Ningún doctor malhumorado diciéndote
“Desvístase de la cintura para abajo” mientras vos,
con una media sonrisa feroz,
te preguntás por qué no naciste varón cómo quería tu viejo
(hubieras tenido el mecano que siempre añoraste,
hubieras jugado en las inferiores de Boca,
hubieras zafado de planchar camisas).


Tampoco incursiones impotentes en santerías,
iglesias sospechadas,
o consultorios de tarotistas y brujas.
Ninguna señora más viva que vos convenciéndote
para que prendas velas como una desquiciada
mientras revolea los ojos y asegura
“Éste hombre no vuelve porque hay trabas, querida”.
(Y claro que el tipo no vuelve más,
mirá si San Marcos se va a ocupar de que nadie detenga a ese delincuente,
si ya lo detuvo una gata con botas
con un culo mucho más lindo que el tuyo).


Prohibido usar diminutivos.
Los muertos duelen menos que los muertitos.
Los muertos son de todos y de nadie.
Los muertitos son nuestros hijos,
nuestros hermanos,
nuestros amigos de la infancia.
Prohibido confesar que a veces no tenés ganas,
que no vivís en un estado de portaligas permanente,
que a veces te ponés una bombacha de elásticos exhaustos
igualita a ésas que repudiaba tu abuela
(¿Cómo vas a salir a la calle así?
¿Y si te pisa un auto?
¿Y si te pisa un tren?
¿Y si tenés un destino marca ACME y se te cae un piano en la cabeza?
¡Y vos con esa bombacha!).
Prohibido hablar del cáncer,
del puto Valcote y el pelo que perdiste,
de tu cara apretada contra el cemento
mientras un monstruo al que nadie invitó al banquete
come de tu cuerpo.


Para escribir un poema aceptable
(un poema que no incomode,
que no aturda,
que no le muerda la mano a nadie)
tenés que hablar de palabras azules,
labios encendidos, ojos que se buscan,
cuerpos que se encuentran,
muslos, muslos y más muslos
y cada tanto un gemido que te parta las horas/la vida/el cabeza.


Pero qué querés que te diga.
A  mí muy bien no se me da.
Se me daba mejor a los quince.
A los cuarenta y seis tengo más ganas de llorar
que de jurar amor eterno
(sexo eterno).
Me echaron a perder los ginecólogos
y los hombres que no vuelven
(o vuelven y se mueren,
vuelven y sentencian que los platos están mal lavados,
vuelven pero no,
porque no, porque no, porque no).


(Entiéndase por poema aceptable aquel lo suficientemente inocuo
como para que los chicos de Facebook comenten “¡Nice!”
cuando una lo publica).






Arte: "Reading ("Wii")", Vladimir Fedotko

jueves, 16 de mayo de 2024

LO NUESTRO


 LO NUESTRO

 

Lo nuestro prescribió hace años.

Fue un delito menor.

Algo tan trivial

como robarle flores a la primavera.

Tan dolorosamente hermoso

como el canto de un pájaro en cautiverio.

 

En estos años

-en estos años sin verte,

sin tocar tu respiración

con  la tersura ardiente de mi espalda-

pasaron tantas cosas.

Pasó la muerte con sus ojos secos

y fui la pálida novia arrebujada

en su letanía de huesos.

Pasó la vida en canto

y en la palma de mi mano

se prometió una línea de futuro.

Los días se rompieron como uvas,

dulces a veces

y a veces tan amargas.

Aprendí a pastar en el silencio,

cordero de un Dios que no me reconoce,

animal más profundo que la noche,

cuerpo de azúcar regido por la luna.

 

En estos años

tu nombre se quebró

como una tacita de porcelana

y lo barrí debajo de mi lengua,

un pecado de manzanas húmedas.

Lo empapé de saliva melancólica.

Lo sepulté en la línea azul de mi garganta.

 

Fue un delito menor,

lo nuestro,

un olor a violines y claveles

que se apagó inconcluso.

Prescribió hace años,

sin embargo,

hay algo de vos en las constelaciones

y hoy desperté temblando

en tu desnudez imaginada.

 

martes, 14 de mayo de 2024

SALTOS AL VACÍO

 


SALTOS AL VACÍO


I - PEG, EL BOULEVARD DE LOS SUEÑOS ROTOS



La suicida busca

su camino de regreso

(regreso al agua natal,

al útero que tiembla cuando el amor lo golpea

con su suave látigo de lilas).

Busca descalzarse las calles

que desembocaron en la nada.

Arrancarse de los días

el dudoso lujo 

de haber malventilado sus partes íntimas.

Entonces

arroja su cuerpo a los perros del aire

y sus dentelladas son tan dulces, tan dulces,

 que la carne germina en una estampida de jazmines.



(Jazmines que se pudren cuando tocan el suelo

y el silencio se seca,

y la sangre todavía pregunta 

por el camino regreso).



II - DOROTH Y, SE ACABÓ EL VODKA



La suicida planea un viaje largo.

Eso les dice a sus amigos.

Los invita a una fiesta de despedida.

Se encoge de hombros cuando el vodka se acaba.



La suicida empapela la noche con pájaros de azufre.

Lleva un traje de terciopelo negro

y la cabeza atiborrada

 de objetos inflamables.

Da un salto que es, casi, una declaración de fuego.



Se había acabado el vodka

y a ella

se le había acabado la sed.



 III - EVELYN, EL SUICIDIO MÁS HERMOSO



La suicida sonríe,

siempre sonríe.

La sonrisa es una máscara que usa hacia afuera;

hacia adentro

desteje coronas de novia

y se arrima

a los olores rojos.

Y quiere arder

como ardieron esos vestidos

que deberían haber sido su carne

(¿Por qué una mujer quemaría vestidos?

¿Por qué una mujer quemaría vestidos si esos vestidos no fueran

el preámbulo de un cuerpo que se abre paso

hacia un gesto de adiós definitivo,

hacia una desnudez de vertebras dulces

rompiéndose

como mariposas de luna y leche?).



La suicida busca no ser

pero el olvido le suelta las manos

(La belleza es, casi siempre, una  bestia antojadiza.

A veces respira

en el sexo puntual de los amantes.

A veces nace muerta

y el dolor es su casa).




IV - RUSLANA, LA MUERTE DE RAPUNZEL



La suicida abre ventanas en cada llaga

y se arroja a un vacío hecho de húmeros tristes

y piel entumecida.

Se estrella contra Dios y su hueste de santitos sordomudos,

contra las muñecas rusas sofocadas con volados,

contra la ceremonia ordinaria del hambre.

Abre ventanas  que se dejan morir

como animales delicados

atragantados con puñados de flores.

Ventanas que son.

Pero no.



Hasta que una vez

la suicida abre una ventana real

y los ojos se le sueltan como pájaros feroces.

Entonces ella también es un pájaro

y se va detrás de esos ojos,

detrás de un nido de sangre detonada.

(Y el asunto no tiene más vueltas

porque hay una cabeza rota en el pavimento,

y comienzan a llegar los curiosos, las sirenas,

y una mano de niebla recoge lo que le pertenece desde aquel día

en el que, por primera vez,

la suicida no se perdonó el cuerpo).




I: “Peg  Entwistle”, ThingamabobRoss

II: “El suicidio de Dorothy Hale",  Frida Kahlo

III: "The most beautiful suicide", JonathanGrimm

IV: “Ruslana Korshunova”, El'f Knr