ARTE POÉTICA
I
Planear el poema como se planea el cuerpo.
Proyectar lo cóncavo y lo convexo.
Dejar que la piel y la palabra forjen
una antología de sudores perfumados.
Recoger en un cáliz alfabético
la rosa florecida de Huidobro
y los jugos perturbados
de la Gran Ramera de Babilonia.
Y saber que el Paraíso no existe y que el Infierno
es la imperturbable realidad:
lo esencial es indecible.
II
Jamás distraerse de la memoria.
Jamás distraerse de la carne.
Pero saber que el poema no habita el minucioso pasado
ni el insondable futuro.
Saber que el poema es hoy, siempre es hoy.
Y que existe una línea muy fina
(de luz, de oscuridad)
entre la carne adjetivada y el desgarro.
Arte: Angel Wagner
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