sábado, 22 de abril de 2023

BUEN CHICO



BUEN CHICO

A Byron, el perro negro más lindo del mundo

 

La muerte está en la casa.

Es una presencia impalpable pero rotunda

que se va abriendo paso entre los geranios del patio

hasta tocarte la cabeza con su mano helada

(buen chico te decía yo

cuando te palmeaba la cabeza

y vos movías la cola

feliz de hacerme feliz,

tan puro,

tan enteramente puro

como un puño levantado

en nombre del pan).

 

La muerte está en la casa.

Hace equilibrio en tu hocico húmedo.

Cuenta tu país de costillas desnudas.

Está en la casa y nos obliga

a hablar en voz baja,

a caminar en puntas de pie,

a organizar el dolor

(¿Dónde lo vas a enterrar?, pregunto,

como si lo atroz fuese lo cotidiano).

 

La muerte está en la casa.

A veces

se distrae con los geranios del patio,

flota sobre las macetas

como una virgen oscura,

y  en tus ojos hay una lucecita

que confundo con el milagro.

Pero no.

No, no, no.

No.

 

La muerte está,

espera una indiscreción,

un pequeño error,

un  intersticio entre la vida

y tus pasos dudosos

como conejitos quebrados.

La muerte está

para dejarme huérfana de vos,

hoy, mañana, pasado,

cuando tu corazón lo decrete.

Cuando los geranios sepan

que es un despropósito florecer en otoño

y apaguen sus rojos hasta esa extraña primavera

que no reconocerá tu nombre. 



No hay comentarios.:

Publicar un comentario