POEMA DE AMOR APENAS SUSURRADO
¿Es condición sine qua non
estar enamorado
para gastar los labios del poema?
¿O basta recordar
lo que él dedujo de mi cintura,
lo que tomó prestado
de mis brazos jugosos,
el deseo primario,
el muslo rodando en la alabanza
de la sábana pura?
(Gastábamos el tiempo
cavando agujeros en el cielo.
Gastábamos el cielo.
Las flores eran
pequeños alaridos de ternura.)
¿Es necesario recordar su nombre
para llorarlo
en una catedral de cosas muertas?
¿O basta saber que hubo un hombre,
tan torpe,
tan mío,
que no pudo cargar sobre sus hombros
el peso de la tarde?
(Enamorarse tiene
su costado terrible.
No vale esconder los dientes.
No vale decir
que acá no pasó nada).
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