DOS
DÍAS EN LA VIDA
Dos
días estuve internada
en
una clínica psiquiátrica.
Dos
días. Casi nada.
Pero
cuando me dieron el alta
lloré
por esas palomas rotas
a
las que nadie les abrió
las
puertas de la jaula.
Dos
días estuve encerrada
sin
espejos donde mirarme y odiarme;
donde
mirarme y reflejarme,
y
aceptar que no soy un vampiro,
que
aunque me chupe la sangre y la vida
con
una gula atroz
no
soy un vampiro,
soy
una señora que escribe
porque
los espacios en blanco la perturban
y
a veces no quiere levantarse de la cama.
Tengo trastorno bipolar y no me levanto.
No, y no.
Dos
días estuve internada
en
una clínica psiquiátrica.
Dos
días. Casi nada.
En
dos días envejecí doscientos años.
Antes,
cuando
el olor de mi sexo me golpeaba,
imaginaba
el amor.
Ahora,
me
arrastro hasta una camilla,
un
camisolín escueto,
una
desnudez que me agravia,
una
sonda.
Antes,
cuando
escuchaba a Fito cantar
“Dos días en la vida”,
me
imaginaba un fin de semana de juerga,
margaritas
y Brad Pitt.
Ahora,
me
arrastro hacia una camilla
con
los brazos en cruz,
y
pido perdón,
perdón,
perdón.
Me
pido perdón.
Lo doloroso es que no me perdono nunca.
Arte: Anton Tarasiuk
Me hace llorar, Ra. Te abrazo. Rosana Mazzoni
ResponderBorrarAbrazo! Te quiero!
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